Geraardsbergen es una ciudad con historia, su origen se remonta al siglo XI cuando fue levantada al borde del rio Dendre en una situación estratégica, justo en la frontera de un Flandes en guerra contra el Sacro Imperio Germánico, Brabante y Henao (Hainaut). Así esta villa del Flandes Oriental fue floreciendo a lo largo de los siglos dejando un bello patrimonio.
Un buen punto para comenzar nuestra visita es la oficina de turismo situada en la plaza del mercado. Allí no solo conseguiremos un mapa y toda la información necesaria para no perderse nada de la ciudad sino también tendremos una primera toma de contacto con su historia. Videos explicativos sobre el proceso de elaboración de las Mattentaarten, sobre el paso del Tour de Flandes por la ciudad o admirar la colección de trajes de su Manneken-Pis.
Sí, sí, Manneken-Pis, porque el archiconocido de Bruselas no es el único en Bélgica. De hecho el de Geraardsbergen data de 1459, es decir, exactamente realizado 160 años ANTES que su homólogo bruselense. Está instalado justo delante del Stadhuis (ayuntamiento) del siglo XIV siendo junto con la Marbol, única fuente gótica de Flandes Oriental, las encargadas de abastecer de agua la plaza.
La fuente gótica de Marbol
El Ayuntamiento o Stadhuis, con el Manneken-Pis en el hueco de las escaleras
El sonido del carillón os hará girar la cabeza y dirigir la mirada hacia la alta torre de la Iglesia de San Bartolomé. No os marchéis de la plaza sin echar un vistazo a su interior, pues es una de las pocas iglesias que se pueden encontrar con pinturas murales evocando su aspecto medieval original.
Perdeos luego por sus calles de trazado medieval, probad las Mattentarten originales en una de sus múltiples panaderías, encontrad la escultura del elefante en el parque Groupello (homenaje a los ¿geraardsbergenses? fallecidos en el Congo Belga)
, subid la dura cuesta del Muur para llegar a la capilla del Oudenberg, dejaos sorprender por los siglos de historia del Oud-Hospitaal (el antiguo hospital)
y acabad el día en uno de los puentes levadizos que permiten cruzar el Dendre viendo el ir y venir de los barquitos.
La ciudad es fácilmente accesible en tren o en los buses de Lijn desde las principales ciudades belgas y está solo a una hora en coche de Bruselas y de Gante.