El gofre es el dulce típico cómo mínimo de Bruselas. De eso ya no me queda ninguna duda. No se cómo será en regiones más alejadas de la capital, pero aquí, se consume a diario, por personas de todo tipo y casi a cualquier hora.
Nunca me hubiera imaginado que un bollo tan contundente pudiese estar integrado en la vida cotidiana de esta manera; eso sí, en general los gofres que conocemos en España, quedan relegados a las zonas más turísticas de la ciudad.
Los gofres con grandes cantidades de acompañantes, chocolate, nata, incluso podemos encontrar con piezas de fruta por encima. Se me hace la boca agua de pensarlo. Parece que todavía no soy suficientemente belga, ya que es muy muy difícil encontrar a un belga comiendo un gofre de este tipo; los gofres se comen sin nada. Gofre natural.
Al comienzo me parecía raro, cómo mínimo esperaba un poco de chocolate, hasta que me acerqué a una furgoneta de gofres y pedí un gofre natural. Todo explicado. Para mi gusto, están buenísimos; no hace falta más.
Estas furgonetas se encuentran por muchos puntos de la ciudad y en general suele ser el sitio más indicado para pedir uno de ellos, los hacen sobre la marcha y suele tener bastante movimiento y no porque conduzca mientras los hace, me refiero a que tiene bastantes clientes. Por cierto, no es común encontrar dentro de estos dulces los típicas bolitas de azúcar, tengo entendido que ese es el gofre típico de Lieja, aquí en Bruselas el azúcar está repartido por la masa.
Además el precio no está mal, uno de estos gofres son 1,5€ en la mayor parte de las furgonetas. Pero si queremos comer gofres verdaderamente baratos, lo mejor es ir a cualquier supermercado y comprar un paquete; uno de 10 gofres cuesta poco más de 1€.
Asique en este caso más que nunca es difícil resistirse a seguir las costumbres de la sociedad y más siendo costumbres tan dulces.