Se ha hecho esperar aquí en Lovaina. Mientras en otras partes de Flandes la nieve ya cubrió las ciudades y los campos, aquí hemos tenido que esperar hasta enero para ver la ciudad blanca. No es nada nuevo ver nevar, pero siempre tiene un encanto especial cuando ocurre.
Había amagado algunos días el pasado mes, pero no había llegado a cuajar. Sin embargo ayer a la hora de cenar empezó a caer la nieve y no ha parado en todo el día: cuando me he levantado esta mañana estaban todos los tejados, las calles, los parques, los coches, cubiertos por una buena capa de nieve. Y es que cuando nieva en esta zona del norte de Europa, nieva bien. Solo ha necesitado un día para que se formara un manto bastante grande de nieve, haciendo las delicias de niños y mayores. No se qué tiene la nieve, pero todo el mundo se emociona con ella. Y esto no ha hecho más que empezar…
La gente de aquí está acostumbrada a las grandes nevadas en invierno. De hecho los he visto durante el día de hoy con zapatillas o calzado muy normalito, no especial para la nieve, mientras yo iba con mis botazas y bien tapadita. También he visto los típicos patinazos cuando la nieve se va convirtiendo en hielo, pero como digo los de aquí parece que lo llevan muy bien, y tienen un arte especial para controlar estos patinazos. Yo, por mi parte, he ido por la calle con buen cuidado de pisar bien y no caerme, ¡y aun así algún susto me he llevado!
Como digo, los flamencos están acostumbrados a la nieve en invierno. ¡Me han contado que puede llegar a hacer hasta -15 grados! Pero para la gente como yo, más acostumbrada al clima mediterráneo, puede ser muy duro… aunque nada que no se solucione con buena ropa de abrigo y buen ánimo, para disfrutar de la preciosa estampa de Lovaina nevada, con sus típicos edificios bien blancos. Sin duda es una imagen que no hay que perderse. Así que si venís por aquí en invierno no olvidéis traeros buena ropa de abrigo y unas buenas botas para la nieve, y así podréis disfrutar de la nieve en Flandes, ¡una imagen de postal sin duda!