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Bueno chicos, llegó el momento que nunca quería que llegase… el adiós a mi erasmus en Hasselt. Creo que si habéis estado leyendo mis entradas habéis podido palpar el entusiasmo con el que os contaba las cosas. Y os puedo asegurar que nada de eso ha sido fingido. Hoy puedo decir que llevo 10 meses viviendo en un sueño, una historia en la que me he descubierto a mí misma al mismo tiempo al que iba descubriendo la ciudad. Una historia en la que me he enamorado de momentos, lugares y lo más importante, personas.
Llegué a Hasselt un 18 de septiembre sin saber muy bien a donde me dirigía, en que tipo de ciudad iba a vivir, que tipo de personas iba a conocer,… No recuerdo en qué momento pasé de estar en un lugar extraño a estar en casa, quizás no llegase ni a horas ni a días. Desde el minuto 1, recibí un cálido recibimiento por parte de mis compañeros en la residencia ks51. Nunca es fácil aparecer para quedarse en un lugar completamente desconocido, pero el encontrarse con personas que lo hacen fácil, es una de la mejor de las suertes que puedes tener. Y eso fue lo que me pasó a mí en Hasselt cuando coincidí con multitud de jóvenes con las mismas ganas de disfrutar de la vida que tenía yo.
Hoy miro atrás y los miro a ellos y decimos: cuantas horas hemos pasado en el patio bebiendo cerveza, en las cocinas haciendo los platos típicos de cada país, en las habitaciones viendo películas en inglés con subtítulos en multitud de idiomas para poder enterarnos todos,… He convivido con gente de Holanda, Jordania, Austria, Alemania, República Checa, Camerún, Vietnam,… y esas caras que al principio eran extrañas, ahora mismo son familia. He hecho amigos en clase que saben que siempre tendrán una casa en España que les acoja, y yo una en Bélgica. Y es que el erasmus se dice que tiene algo especial: “lo que el erasmus une, no lo separa nadie”. El crear amistades que crucen países, mares, océanos e incluso continentes y que se mantengan en la distancia y en el tiempo puede ser considerado un tesoro.
¿Y qué ha tenido que ver Bélgica en todo esto? Bueno pues la elección de Hasselt, una ciudad en la zona flamenca, me hace estar orgullosa día a día cada vez que alguien me pregunta cómo ha ido. He vivido en una zona donde sus habitantes son acogedores por naturaleza, donde no hay absolutamente nadie que no te sonría por la calle y te alegre el día. He comprobado por qué este es el país del chocolate, las patatas y fritas y lo más importante, la cerveza. Con mi bici me he recorrido los rincones más remotos, el encendido de la catedral San Quintín por la noche se ha convertido en el icono que más me hace sentir como en casa. He pedaleado hasta terminar perdida en paisajes que nunca antes había visto, rodeada de lagos, montañas y animales. En definitiva, he exprimido al máximo cada uno de los detalles que se me han ido poniendo por delante.
Además, he disfrutado como una enana en cada visita con familiares y amigos de ciudades como Lovaina, Bruselas, Brujas, Gante y Amberes. ¡Qué bonita es la historia de este país y cuánto hay que aprender!. En todas sus calles, monumentos y pasajes me he puesto en la piel de los habitantes y me he sentido una más en sus luchas y revoluciones. He aprendido que el pueblo belga es uno de los más valientes y fuertes, y que tenemos que heredar o adquirir ese carácter.
Hoy estoy orgullosa de decir que el erasmus en Hasselt me ha cambiado la vida. En estos 10 meses he crecido como persona, volveré a España sin ser la misma, pero por haber cambiado a mejor. Todos esos rincones de los que hablo, palabras, gestos, miradas, me han ido moldeando. Y estoy segura de que: ¡necesitamos salir de casa! Hay que ir al extranjero, somos jóvenes y somos esponjas, nos creemos que sabemos de la vida pero para expandir nuestros horizontes es necesario convivir con otras culturas y probar nuestros límites. No estás seguro de ninguna creencia u opinión hasta que te ofrecen otras perspectivas y ese es uno de los aspectos más importantes en madurar como persona. Y creo que cualquier ciudad de Flandes es perfecta para la experiencia.
De modo que, espero que si alguien decide elegir Hasselt como destino erasmus, sea tan afortunado como yo en esta maravillosa aventura. Y lo más importante, esto no es un adiós Hasselt, es un hasta luego. Te quiero Hasselt.
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Well guys, now it’s the time I never wanted it to arrive… the goodbye to my Erasmus in Hasselt. I think if you have been reading my posts you have noticed the enthusiasm of all of my words. I can promise that, none of it was pretended. Today I can say that I’ve been living 10 months in a dream, a story in which I have discovered myself at the same time that I discovered the city. A story in which I have fallen in love with moments, places and the most important thing, people.
I arrived in Hasselt the 18th of September without knowing where I was going, in which kind of city I was going to live, what kind of people I was going to meet,… I don’t remember in which moment I turned into being in an unkown place to being at home, perhaps it didn’t take hours, even days. Since the first moment I received such a warm welcome from my partners in KS51. It’s never easy to appear in a strange place to stay for long, but finding people that make it easy, it’s one of the best thing that can happen to you. And that’s exactly what happened to me in Hasselt when I met plenty of young people with the same enthusiasm than me for enjoying life.
Today I can look back and I can look at them and say: how many hours have we spent drinking beers in the yard, or learning to cook different dishes from the different countries, or watching movies in the room with all kind of subtitles so that everyone could understand. I’ve lived with people from Holland, Jordan, Austria, Germany, Czech Republic, Cameroon, Vietnam,… And the faces that were strange to me in the beginning, are now like the ones of my family. I have made friends in my class that know for sure that they will always be welcome in Malaga. Maybe it’s because everyone says “What Erasmus joins, no one can break it”. Making friendship across countries, seas, oceans even continents and keeping them into time and distance is the best treasure of life.
And how was living in a country like Belgium? Well, the election of Hasselt as Erasmus destinty, a Flemish city makes me feel proud everytime someone asks how is my Erasmus going. I have lived in a place where every habitant is naturally friendly, where there is no one who doesn’t smile you walking on the streets and making your day. I have confirmed by myself why this is the country of the best chocolate, fries and of course… beer. I have discovered beautiful hidden places of the city and the lights of the cathedral San Quitin have made me feel home every time I looked at them. I have ridden my bike until ending up lost in landscapes that I never saw before, surrounded by lakes, hills and animals. Definitely, I have exploited every detail that I had in front of me.
Moreover, I have enjoyed visiting wonderful cities with my family and friends like a little girl, such as Brugge, Leuven, Gent, Brussels and Antwerp. How beautiful is the history of this country and how much we have to learn from it. In all the streets, monuments and paths, I have felt like their habitants and felt like just one of them in their fights and revolutions. I have learned that Belgian people are brave and strong, and we have to admire their character.
Today i am proud to say that erasmus in Hasselt has changed my life. In this 10 months I have grown up as a person, I will go back in Spain as a totally different person, but full of positive changes. All this little places that I have told you about, all these words, all this looks, have shaped me. And now I am pretty sure about something: we need to leave! We need to go abroad, we are young and we are full of capacity of learning. We think we know things about life but we don’t. We have to extend our horizons we have to live together with other cultures. We have to push out our limits, we can’t be sure about something if we don’t know other perspectives and that is one of the most important things to develop.
In the end, I think Flanders is the best place to live an experience like this, and I really hope that if someone is coming to Hasselt for visiting or Erasmus, enjoy every little thing the same way that I did. But the most important thing, this is not a goodbye, this is a see you soon. I love you Hasselt!