Para los que llevéis un tiempo viviendo en Flandes, el nombre de Hoegaarden os debe resultar bastante familiar. Dicha marca inunda los bares flamencos de deliciosa cerveza de trigo blanca ( y demás derivados), una de las bebidas más famosas por estos lares. Su sabor suave es ideal para aquellos enemigos de la alta graduación alcohólica, y su consumo se mantiene constante a pesar de la inmensa variedad de bebidas fermentadas que nos podemos encontrar por aquí.
Sin embargo, no muchos foráneos saben que Hoegaarden es un pequeño pueblecito flamenco de unos 7000 habitantes que marca la frontera con la zona valona. Durante la baja edad media, esta pequeña villa fue cedida al Obispado de Lieja, a pesar de estar totalmente rodeada por posesiones del Duque de Brabante ( por lo tanto, zona de grandes tensiones). Al pertenecer al Obispado, la villa gozaba de ciertos privilegios fiscales, favoreciendo considerablemente la construcción de fábricas cerveceras (breweries). Durante los años de mayor esplendor, se dice que casi 60 breweries dominaban la ciudad. La elevada producción cervecera de esta región era debida también a las grandes bolsas de agua localizadas en el subsuelo, ya que se necesitan casi 5 litros de agua para producir 1 litro de cerveza ( y más en aquellos tiempos). Como dato curioso, la fabrica de Hoegaarden se encuentra en la calle de menor altitud de la ciudad, ya que todo el agua se concentra en esa zona debido al desnivel.
A pesar de este pasado cervecil, y de recordarnos en sus botellines que la receta proviene del siglo XV, la actual Hoegaarden fue instaurada donde está hoy en día hace apenas 50 años. Existe la posibilidad de realizar una visita guiada , con explicación y degustación incluida, que es bastante recomendable sobre todo para los amantes al noble arte del bebercio. Podéis encontrar información sobre como visitarla aqui.
Desde Lovaina podéis llegar en autobus, aunque es más recomendable ir a Tienen en tren y desde allí un bus que tiene mejor frecuencia que el de Lovaina. Para los más intrépidos, yo recomiendo hacer una pequeña ruta cicloturista entre las dos ciudades, ya que entre Lovaina y Hoegaarden hay apenas 25 km. Un gran plan ahora que parece que el sol y el calor van a quedarse con nosotros unos cuantos días. Una vez acabada la visita, podéis también pasaros por los jardines de Hoegaarden, o simplemente tomar un helado en la pequeña plaza mayor. Un buen plan para olvidarse de la rutina y hacer algo diferente durante el fin de semana.
Soy un madrileño, bastante castizo, nacido hace casi 24 años. Llegué a la ciudad de Lovaina hace dos años para estudiar un Master en Ingeniería biomédica. Soy un gran amante de la literatura y de la historia (sobre todo de las Guerras de Flandes, así que estáis de suerte).
Estos años me he dedicado, además de a beber cerveza, a recorrer los paisajes flamencos en bicicleta. Por tanto, mi idea es enseñaros algunos trucos y rutas interesantes aptas para todos los gustos y condiciones físicas.
Soy un enamorado de la arquitectura flamenca y brabanzona, y me gustan mucho los pueblecitos pequeños, así que intentaré enseñaros lugares menos conocidos o frecuentados. Como ya habréis podido imaginar, soy un gran amante de la cerveza belga ( siempre con responsabilidad) y tanto tiempo aquí me ha dado la oportunidad de probar muchas, así que haré alguna que otra sugerencia para aquel que se deje aconsejar.
Tampoco faltará información sobre festivales de música de todo tipo y forma, uno de los mayores atractivos veraniegos, y de vez en cuando algunos consejos sobre donde comer platos típicos, restaurantes con encanto, alguna fiesta que otra… todo lo necesario para disfrutar de un verano inolvidable.