Ya os comenté hace algunos posts la labor de la asociación universitaria “Pangaea”, donde estudiantes de todo el mundo organizan de vez en cuando eventos en los que se trata sobre sus países y culturas. Pues aprovechando la llegada de “Halloween”, algunos estudiantes mexicanos, peruanos y rumanos organizaron un “Día de los muertos” para mostrar sus costumbres en relación con este día 1 de noviembre que, de una forma u otra, se celebra prácticamente por todo el mundo.
En la sala común de Pangaea, los estudiantes de estas nacionalidades recrearon unos altares típicos del día de los muertos de sus diferentes países, dieron una explicación general sobre sus costumbres y amenizaron con varias proyecciones sobre el tema. Además prepararon también algunas comidas típicas que ofrecieron a todo el mundo. Así pude probar la “coliva” el dulce típico rumano para estas ocasiones, hecho de cereales con azúcar y nueces, o el “sarmale” otro plato tradicional rumano, compuesto de carne enrollada en hojas de col o de vid.
Fue muy interesante conocer las costumbres de estas culturas para este día tan especial. Así nos hablaron de la costumbre mexicana de ir a los cementerios con flores, velas y comida para ofrecer a sus seres queridos y facilitar la vuelta a la tierra de sus almas, todo ello realizado con mucho cuidado pues se estima que los muertos pueden traer la suerte o la mala fortuna a los que aquí quedamos. Estas costumbres mexicanas han llegado desde la época precolombina, fusionándose con las prácticas católicas posteriores, por lo que es de una gran variedad folklórica. Como ejemplo hablaré del altar que los estudiantes prepararon, formado por dos niveles (el terrenal y el celestial) con un arco que los une. En el alto (el celestial) se coloca una foto de la persona a la que se dedica el altar, y en el inferior (terrenal) se representan los cuatro elementos y se colocan los alimentos y los objetos favoritos de la persona a la que se rinde homenaje. Además se añaden flores, calaveras de azúcar, la “catrina” (la imagen típica de la calavera sonriente, que no es otra que la representación actual de la Diosa de la Muerte azteca “Mictecacihuatl”), “pan de muerto” (un pan tradicional para esta fiesta) o monedas (para el pago al barquero del otro mundo)
Pero aun me llamó más la atención las costumbres rumanas, por ser para mí desconocidas. Además de la novedad de la comida que antes he comentado, me enteré de que la muerte es imaginada como una mujer flaca, sin ojos ni orejas, vestida de negro, que sujeta una guadaña o un vaso lleno de veneno. De que el cadáver del fallecido es dispuesto en un ataúd mirando al este, pues de allí se supone que vendrá Cristo el día del juicio final. Al cuerpo del fallecido se le atan los pies y se cruzan sus manos sobre el pecho, y dentro del ataúd se colocan 9 piedras pequeñas, 9 trocitos de cristal, 9 semillas de cardo, 9 trozos de incienso, 9 monedas, el jabón que usó en su último baño, el último peine que usó, una aguja, una madeja y pan. Además había muchas otras curiosidades, como por ejemplo la de no enterrar a nadie en lunes, pues la familia del fallecido podría morir de hacerlo así. O el cubrir los espejos de la casa donde hay una persona muerta, para que su alma no se vea reflejada. O la de encender velas para que el alma del fallecido encuentre el camino al cielo. O la de pinchar el cadáver con una aguja para que su alma no se convierta en un fantasma… Como veis muchas de ellas dignas de una buena historia de fantasmas…