Si hay una ciudad de verdad merece el título de joyas de Flandes, es sin duda la ciudad de la moda y los diamantes. Ya hablamos de la relación de estas piedras preciosas con Amberes, pero la ciudad desde luego tiene mucho más. Arquitectura flamenca, el Distrito de los Diamantes, la espectacular estación de trenes, las pinturas barrocas de Rubens, contrastadas con las innovadoras obras arquitectónicas del puerto más importante de Bélgica… Modernidad y tradición que encarnan la verdadera esencia de Flandes.
¡Bienvenidos!
La mejor forma de llegar a Amberes es, como de costumbre, la red belga de trenes SNCB. Y precisamente a vuestra llegada, el primer monumento que os recibirá es esta estación, considerada la más bonita del país. La llaman “la catedral de las estaciones”, gracias a su cúpula de cristal , escaleras de mármol, imponentes ventanales y fachada barroca. Pero no os doy más detalles, comprobadlo vosotros mismos…
Detrás de la estación, se encuentra el zoológico de la ciudad. También ostenta un récord frente al resto de zoos belgas, por ser el más antiguo desde 1843.
El brillo de Amberes
Y ya os comenté en un artículo anterior dónde acudir si tenéis curiosidad por el Barrio de los Diamantes. De hecho, junto a la estación ya podréis asomaros a los primeros escaparates y contemplar las deslumbrantes joyas, y sus precios (también cegadores).
De paseo, como siempre
Sin embargo, si no os queréis desviar, podéis tomar el camino directo al centro de la ciudad, donde se concentran como de costumbre los lugares más destacados. Os tomará entre 15 y 20 minutos, depende de vuestro ritmo. Lo mejor es que no hay pérdida posible, es todo recto. Recorreréis una serie de avenidas con tiendas a ambos lados, aunque el camino tiene algunas fachadas que ya os anticiparán lo que viene después.
Hogar del arte flamenco
Pero no os precipitéis: antes de llegar al centro, deberías hacer una parada en la Rubenshuis, la casa museo del pintor Rubens, del S.XVII. De hecho, este lugar fue su vivienda y su “atelier” durante 29 años, y la construyó él mismo. Además de la decoración original, en sus paredes cuelgan -por supuesto- cuadros de Rubens y otros autores, y detrás alberga un jardín de inspiración italiana.
Arquitectura gótica en su máximo esplendor
La señal que os indicará que ya estáis en el casco antiguo es la Catedral de Nuestra Señora, una construcción gótica e imponente. En su interior, acoge más tesoros: cuadros de Rubens y otros artistas flamencos. Concretamente, está aquí el “Descendimiento de la Cruz”. Ostenta varios marcas propias, también: es la iglesia más grande del país, y su torre más alta supera a todas las de Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo con sus 123 metros. Sin embargo, su estado arquitectónico no es el mejor, por lo que lleva ya tiempo de reformas y reparaciones. De hecho, estas obras son perceptibles desde fuera. Sin embargo, han traído noticias positivas para la catedral, ya que se han hallado frescos que se desconocían, y la iglesia románica que previamente se erigía en el mismo sitio.
El corazón de la ciudad
Desde allí, llegaréis a la Grote Markt, que poco tiene que envidiarle a la de Bruselas. Las casas gremiales que la forman son muy similares, destaca el ayuntamiento y como rasgo distintivo, la fuente. Esta escultura de bronce representa la leyenda detrás del nombre de la ciudad: Antwerpen significa “lanzamiento de mano”… ¿Cómo? Sí, sí, se cuenta que un gigante protegía las aguas de Amberes cortándole la mano a los capitanes de barco que atracaban allí y no pagaban lo que él les exigía, para lanzarlas al río después. Un día, el capitán de una de las embarcaciones que transitaban por el río Escalda derrotó al gigante, e hizo lo propio con él.
Un callejón para viajar en el tiempo
Tras visitar este corazón histórico y turístico, os recomiendo perderos un poco. Escondido pero muy céntrico, el callejón Vlaaikensgang supone viajar atrás en el tiempo. El ambiente sin duda recuerda al aspecto de la ciudad medieval, ya que es estrecho y más íntimo. Aun así, pronto veréis señales de que el turismo también conoce este lugar: restaurantes, galerías de arte y tiendas de antigüedades. Ya poco queda del callejón original donde vivían los zapateros en el S.XVI, pero sigue conservando un encanto y privacidad especiales.
Antiguos y nuevos símbolos
Por último, acercaos al río Escalda. Antes, podéis visitar alguno de los museos, el MoMu (moda) o el DIVA (diamantes) que ya conoceréis de anteriores artículos, o el Plantin-Moretus, que expone las imprentas más antiguas del mundo.
Si preferís ir directamente, a orillas del río os espera el Castillo de Steen. En la época de los vikingos, se defendía la ciudad desde aquí. También se cuenta que aquí vivía un gigante que tenía atemorizados a los habitantes de Amberes cuando salía por las noches.
Desde aquí, no queda muy lejos el nuevo puerto de Amberes. Si os da tiempo, podéis ir paseando hacia la zona siguiendo el río, hasta el barrio de Eilandje. Sin duda, es el nuevo sitio de moda en la ciudad: cafeterías, museos y otros centros culturales atraen a locales y visitantes. De camino, no os olvidéis del antiguo barrio de los marineros. Durante vuestro paseo, os guiará (siempre que no haya niebla) la curiosa construcción sobre la sede de la autoridad portuaria. Zaha Hadid diseñó este bloque con fachada de cristal, otro icono de la estilosa ciudad.
Y como siempre os digo: empapaos de la esencia de las ciudades. Aquí, además de visitar los monumentos, asomaos a los escaparates de las joyerías, observad cómo van las personas vestidas por la calle… Comprobad por vosotros mismos que es la ciudad de la moda.
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.