No es una ciudad grande como Bruselas o Amberes, tampoco la atracción turística que supone Brujas. Pero tiene canales, puentes medievales, iglesias góticas, antiguos y nuevos mercados, calles silenciosas y plazas animadas… ¡incluso un castillo! Hoy os presento Gante, la primera de las joyas de Flandes.
Cómo llegar
A apenas 30 minutos de Bruselas en tren, y eso que se detiene en las 3 estaciones principales de la capital, está tan cerca como ir a clase o el trabajo por las mañanas. Quizás es por eso que muchos belgas se quedan viviendo en sus ciudades de origen, pero estudian o trabajan en otras. Para el turismo, la red ferroviaria también resulta comodísima y efectiva.
Desde la estación de Gent-Saint-Pieters hasta el centro, sí tardaréis algo más. Podéis tomar el tranvía de la compañía flamenca De Lijn, las líneas 1, 2 y 4 os acercarán a los puntos más llamativos. Eso sí, si no llueve, yo siempre os recomendaré andar. Acabáis de llegar a una ciudad nueva, y las ciudades como mejor se conocen es andándolas. Así descubriréis algún pequeño tesoro entre sus calles, por ejemplo mis amigos y yo encontramos libros de segunda mano en inglés, francés y neerlandés a 1€. Nosotros tomamos de referencia el Puente de San Miguel para no perdernos. Es muy fácil llegar, porque una vez andas en la dirección correcta solo tienes que seguir recto.
El día ayudaba bastante a disfrutar el paseo. No tuvimos un cielo azul espléndido como en mi visita a Brujas, pero tampoco llovió como indicaba la predicción del tiempo. De hecho, mientras avanzaba la mañana se abrieron los claros y salió el sol entre las nubes.
Qué ver
La visita tuvo que ser exprés, ya que solo pasamos un día. Aun así, fue suficiente para ver lo más bonito de Gante y recorrer el centro. Aquí os dejo un resumen de lo que vimos y nuestras impresiones:
Como os dije, partimos del Puente de San Miguel. Me llevé una grata sorpresa porque apenas había nadie haciéndose fotos, simplemente personas paseando. Es cierto que era martes (aunque festivo). Sin embargo, ya me transmitió la sensación opuesta a Brujas, que es preciosa pero está tomada por el turismo. Aquellas vistas a ambos lados del puente y hacia el canal eran, al menos por un rato, solo para ti.
Desde ahí, lo más evidente es continuar la visita hacia Korenmarkt, la concurrida plaza donde antiguamente acontecían los mercados. Ahora, la atraviesan las vías del tranvía. A un lado, la fachada histórica gótica de lo que ahora es un hotel de lujo. Al otro lado, la Iglesia de San Nicolás que albergaba hasta hace poco la exposición de Lights on Van Eyck. En medio, establecimientos para comprar comida y un Albert Heijn que quizás os sirvan más adelante.
Seguramente os llame la atención el castillo que se ve desde la lejanía. Parando para ver el ayuntamiento gótico-renacentista y el campanario Belfort (subid si os apetece admirar la ciudad desde arriba, tiene ascensor), y cruzando el puente, llegaréis a una pequeña plaza donde admirar sus torres y almenas del siglo X tan bien conservadas. Se trata del Castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen). Dentro alberga una antigua sala de torturas, además del castillo en sí.
Si os sentís un poco perdidos, estáis en el mejor lugar para perderos y encontraros. Y es que aquí está la oficina de turismo de Gante, justo debajo de la puerta de entrada al antiguo mercado del pescado. La reconoceréis por sus motivos de dioses marinos.
Algo reseñable de esta plaza, que nos pareció adorable, son sus farolas en el centro. Están conectadas con el hospital de la ciudad, y se iluminan cada vez que nace un bebé para anunciar su llegada al mundo. De día no se aprecia bien, pero con menos luz debe resultar conmovedor.
De nuevo, os recomiendo que vaguéis sin rumbo. Así, nosotros recorrimos muchas calles, salimos del centro histórico para admirarlo desde el otro lado del canal y bordeamos el río Lys para volver a entrar hasta la plaza Vrijdagmarkt. Desde luego, no era viernes para disfrutar de su mercadito, pero el conjunto merece admiración cualquier día de la semana.
Buscando dónde comer, terminamos de nuevo en Graslei rodeados de fachadas de casas gremiales ornamentadas. Escogimos una hamburguesería de cadena para sentarnos, que gozaba de unas vistas excelentes y nos cobijó de la media hora de lluvia que cayó en Gante.
La tarde la dedicamos con calma a repetir el recorrido de las calles sin necesidad de ver nada más. Desde la Iglesia de San Nicolás, pasamos por delante del imponente campanario Belfort. Se ve desde toda la ciudad, aunque desde su misma plaza es donde más impresionan sus 91 metros de altura y el dragón dorado que corona la torre. Aquí está también el pabellón de la ciudad, una construcción algo grotesca a la que los ganteses no tienen demasiado aprecio. Los turistas tampoco la entendemos, aunque sirve de refugio al mal tiempo. Imagino que cuando acoja algún concierto o exposición artística, tendrá más popularidad.
Entramos a la Catedral de San Bavón, donde se encuentra la obra de la “Adoración del Cordero Místico”. Por supuesto, debéis pagar si queréis verla. Sin embargo, acceder al interior del edificio es gratuito, y la luz del atardecer lo convierte en un espacio muy acogedor.
Tras nuestras largas horas caminando, y una vez cayó la tarde, compramos unos cafés y cuberdons y los comimos observando el cielo. Después, sí decidimos volver a la estación de trenes, dedicando una última caminata a la ciudad iluminada de noche. Lo cierto es que me fui de Gante pensando en cuándo volver…
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.