En la parte norte de la ciudad de Malinas, cerca de la cervecería Het Anker, nos encontramos con un edificio peculiar. A mediado del siglo XVIII, se construyó un cuartel militar con la intención de incrementar o asentar la estructura militar de la zona. Sin embargo, pocos podían pensar cuál sería su función dos siglos después, durante los año más duros de la Segunda Guerra Mundial.
Este cuartel desempeñó la función de centro de detención y concentración de judíos y gitanos. Su ubicación céntrica, entre Bruselas y Amberes, donde vivían la mayor parte de la población judia, y la línea férrea próxima al cuartel convirtieron este lugar en el emplazamiento idóneo para un centro de deportación. Entre julio de 1942 y septiembre de 1944 fueron detenidos y deportados más de 25 mil personas, cuyo destino era en su mayoría el campo de concentración polaco de Auschwitz. Fue una de las grandes heridas que dejó en la población flamenca, cuya convivencia se vió gravemente afectada. Una época de terror que el museo se encarga de que no caiga en el olvido.
El museo del cuartel tiene una gran exposición de varias plantas con una amplia variedad de artículos de aquellos años tan terribles. Propiedades que fueron confiscadas, cartas de detención, correspondencia de los prisioneros, y una gran variedad de objetos. Además, el museo cuenta con el testimonio de varios encarcelados que exponen su experiencia y la de su familia en forma de video infográfico. Una gran exposición para conocer la gran dimensión que supuso el conflicto mundial y como muchos derechos humanos fueron totalmente pisoteados durante los periodos bélicos.
Además del museo, en la calle opuesta encontramos también un Memorandum en recuerdo de todos aquellos que fueron deportados y que nunca volvieron a sus casas. Una visita sobrecogedora cuidada hasta el más mínimo detalle y con una gran cantidad de medios.
Soy un madrileño, bastante castizo, nacido hace casi 24 años. Llegué a la ciudad de Lovaina hace dos años para estudiar un Master en Ingeniería biomédica. Soy un gran amante de la literatura y de la historia (sobre todo de las Guerras de Flandes, así que estáis de suerte).
Estos años me he dedicado, además de a beber cerveza, a recorrer los paisajes flamencos en bicicleta. Por tanto, mi idea es enseñaros algunos trucos y rutas interesantes aptas para todos los gustos y condiciones físicas.
Soy un enamorado de la arquitectura flamenca y brabanzona, y me gustan mucho los pueblecitos pequeños, así que intentaré enseñaros lugares menos conocidos o frecuentados. Como ya habréis podido imaginar, soy un gran amante de la cerveza belga ( siempre con responsabilidad) y tanto tiempo aquí me ha dado la oportunidad de probar muchas, así que haré alguna que otra sugerencia para aquel que se deje aconsejar.
Tampoco faltará información sobre festivales de música de todo tipo y forma, uno de los mayores atractivos veraniegos, y de vez en cuando algunos consejos sobre donde comer platos típicos, restaurantes con encanto, alguna fiesta que otra… todo lo necesario para disfrutar de un verano inolvidable.