Mi etapa como colaborador del Blog Erasmus en Flandes llega a su fin. Podría acabar mis últimos posts con un texto nostálgico a modo de despedida. Pero, no sé hasta qué punto eso tendría un valor para los lectores. Así que aprovecharé estos dos últimos posts para hacer aquello que más he venido haciendo durante estos 5 meses: difundir la amplia oferta cultural de Flandes y Bruselas. Y qué mejor modo de hacerlo que recordando la importante figura del artista Keith Haring con motivo de la excelente y amplia exposición que actualmente se encuentra en el museo BOZAR de Bruselas hasta el 19 de abril de 2020.
Keith Haring era mucho más que un artista, era un activista con gran influencia. Nació en 1958 y falleció tan solo 31 años después víctima del SIDA, enfermedad que también se llevó por delante a algunas de sus personas más queridas y que marcó gran parte de su obra, al tomar la iniciativa de visibilizar y denunciar la inacción del gobierno ante la grave epidemia que tuvo lugar en Estados Unidos. Un estilo inspirado en iconos de dibujos animados tomando influencia del pop-art y el arte urbano. La divulgación de su obra era pilar esencial de su razón de ser: el arte tenía que ser visible a todo el público, no solo en exposiciones sino en las calles y el metro de Nueva York. La guerra, el mal uso de la tecnología, la religión como formas de opresión. La denuncia política y social, contra la intolerancia existente en un momento histórico de constantes cambios. La libertad sexual, la lucha contra el racismo y la muestra del poder del amor en la vida de las personas. Todos ellos marcaron su obra y su importante labor vital, figura clave en la lucha por los derechos sociales, la igual y la tolerancia.
La exposición está organizada de modo que el espectador irá descubriendo las diferentes etapas de la vida del artista a lo largo de su obra. De niño, los dibujos de Walt Disney hicieron surgir su interés por dibujar. Comenzó a estudiar en 1976 en una escuela de artes gráficas, aunque la abandonó. No soportaba tener que seguir los cánones existentes o el arte más comercial; el arte era su forma de expresarse, tenía que ser libre, sin prejuicios ni límites. Keith comenzó de un modo más experimental, absorbiendo todo lo que podía de las diferentes formas artísticas de expresión: literatura, cine, teatro, música, danza… Realizó vídeos, exploró el campo de la semiótica (estudio de signos y símbolos), creó collages. Siempre tratando de expresarse de la forma más comunicativa posible.
La calle se convirtió en su estudio y fuente de inspiración. En ella encontraba ideas alternativas como el uso de lonas como una forma barata para realizar trabajos de grandes dimensiones. Abrió su estudio a todo viandante curioso. Las personas se paraban, observaban, comentaban con él sus obras. Y es que la gente corriente era su público, era a quien escuchaba, quien le daba ideas y su foco principal a la hora de divulgar su obra y su mensaje. Exponer en galerías no era el objetivo de Haring.
Y finalmente llegó su nueva etapa en la gran Nueva York. Grafitis por todos los lados, una forma de arte urbano que le fascinó e inspiró. Y comenzó a hacer de la calle su lienzo a finales de los 70. Cogía recortes de periódico y los combinaba haciendo provocativas frases, algunas con cierta irónica crítica a instituciones como gobiernos e Iglesia. Tras ello llegaron sus famosas obras en el metro. Sobre esos papeles negros que cubrían los viejos anuncios pintaba rápidamente sus nuevas obras. Hasta 40 nuevas obras al día entre los años 1980 y 1985. Acabó siendo un habitual para la policía, pero logró lo que quería: llegar a todo el mundo. Sus ya bastante establecidos símbolos y los profundos mensajes que transmitían llegaban todos los días a los ciudadanos de Nueva York. Su figura alcanzó tal fama que tuvo que dejar de pintar en el metro porque tan pronto como completaba una nueva, llegaba alguien y se la llevaba.
Haring vivió en East Village, uno de los lugares más baratos en una Nueva York por aquel entonces en medio de una gran crisis económica. Eso hacía que el barrio fuera un lugar en el que se concentraron jóvenes y liberales artistas alternativos. Pero Keith era especial: cogió el sótano de una iglesia polaca y organizó exposiciones en él. Fue denominado Club 57 y allí expuso su obra y la de sus colegas, en artes tan diversas como la poesía, la música o el cine. Hedonismo, libertad creativa e improvisación eran las bases del Club 57. El movimiento DIY (“Do it yourself”, o “Hazlo tú mismo”) fue clave, los artistas utilizaban medios baratos como fotocopias y posters con los que llenaban las calles para promocionarse.
Hasta aquí el primer post sobre esta excelente exposición sobre Keith Haring. Adelante, ¡id a por el segundo y último!
Soy Víctor Labián Carro y a partir de mediados de septiembre estaré 10 meses viviendo en Lovaina y estudiando en KU Leuven. Estoy seguro de que será una experiencia única en la vida, de esas en las que te gustaría recoger tus vivencias en un librito de viajes, en el que el que colocas con mimo esas fotos de lugares, comidas, amigos… Pero ¿por qué no aportar a ese libro un valor adicional y que no sea únicamente una fuente de nostalgia que intensifique nuestros recuerdos? ¿Y si es de utilidad compartir esas experiencias con futuros estudiantes Erasmus de Lovaina? Pues sí, lo es y mucho, porque he de reconocer que todos los consejos, opiniones y vivencias de estudiantes en Lovaina me han ayudado en gran medida a planificar este viaje, o, al menos, esas cosas que puedes tratar de planificar en una aventura tan mágica por desconocida e impredecible. Ya no utilizamos plumas ni pegamos fotos con pegamento, pero sí que subimos a internet fotos y videos y escribimos en blogs. Es ahí donde aparece la iniciativa de ser Corresponsal Erasmus en Flandes, donde encuentro la forma de compartir ese libro aún por escribir o, mejor dicho, de aportar algo de valor a ese libro que entre todos estamos escribiendo.