Ocho y cuarto de la mañana, estación central de Bruselas, cantidad de maletas y mucha ilusión y expectación por ver qué depara Leuven. Llegamos a la estación, bajamos del tren y la ciudad se presenta con una gran plaza llena de vida, llena de promesas.
Sin duda en cada rincón de Leuven – y hablando desde la experiencia del primer día – el ambiente universitario está impreso. Se respira jovialidad, actividad, cultura, memoria. Y la mejor forma de darse a conocer a sus calles y plazas es recorrerla, si no es solo, acompañado por el ojo experto de los guías que la KU Leuven pone a disposición de sus estudiantes. El tour no deja de lado ninguno de los lugares más emblemáticos e históricos de la ciudad, haciendo un repaso desde su historia hasta su actualidad, finalizando con un café con el resto de participantes y amigos en Pangaea, el punto de encuentro más universitario.
Una ciudad en la que los ríos Dijle y Voer te sorprenden con visiones fantásticas a cada paso, donde sus locales se alegran de escuchar una palabra en un idioma diferente, casi intentando adivinar tu procedencia, donde sientes que puedes pasar uno de los mejores años de tu vida.