Y es que los belgas la llaman simplemente “la estación”, como si no hubiese ninguna más en el país o en todo el mundo. La 4º más bonita del mundo según el ranking que hizo en 2009 la revista Newsletter, no le faltan méritos para tener este estatus. Si vas de visita a Amberes, lo primero que vas a ver al bajarte del tren es este auténtico palacio convertido en estación. Desde luego la mejor forma para empezar la visita de esta ciudad llevándote una buena impresión. Parece como si las vías, los andenes y los trenes estuvieran de más.
Se construyó entre los años 1895 y 1905, en principio como estación terminal, aunque desde 1998 sirve como estación de paso camino de Amsterdam. Remodelaron la estación de tal manera que los trenes no tuvieran que realizar una inversión para seguir su camino hacia el norte. Su situación es perfecta, ya que en la misma plaza en la que está la entrada se encuentra también el zoo, está al lado del Museo del Diamante y además el camino entre la estación y el casco viejo de Amberes es justo toda la calle de tiendas, de nombre Meir.
Posee 4 niveles (+1, 0, -1 y -2). En los niveles +1 y -1 están los trenes terminales y en el -2 los trenes de paso. En el nivel 0 está la consigna, la venta de tickets y una zona comercial bastante amplia a lo largo de toda la estación con joyerías (no olvidemos el diamante de Amberes), zonas de comida rápida, las típicas frituur, Starbucks, Subway, gofrerías y un largo etcétera. Como dato, en la entrada están los 4 postes azul, naranja, verde y fucsia, que son el distintivo en Bélgica de que estamos en una estación de trenes. También se encuentran mucho más decorados y ampliados en la parte abierta al cielo.
Mármol, piedra, oro…Desde luego uno se queda con la boca abierta la primera vez que llega. Cada no mucho tiempo, también se organizan cosas tan divertidas como estas.