Señoras y señores,
¿Algún/a historiador/a en la sala?
Hace unas cuantas semanas, en el museo Magritte de Bruselas, me hice con un folleto de una visita muy particular, se trata del muro atlántico, una línea de defensa de más de 5000 km de largo construida por Alemania en los territorios ocupados para evitar una invasión aliada durante la Segunda Guerra Mundial.
Gran parte de la muralla se ha conservado en el dominio provincial de Raversijde en Ostende. Ubicada en el museo al aire libre Atlantikwall, podrán realizar una caminata a través de búnkeres de ambas Guerras Mundiales. Las imágenes y los paneles informativos forman parte de la experiencia, en ellos encontrarán información tanto de la defensa costera como de la vida cotidiana.
Se trata de una de las reliquias mejor conservadas de la línea de defensa alemana, consta de más de sesenta búnkeres, pasajes expuestos y subterráneos, puestos de observación y emplazamientos de armas. Agárrense, señoras y señores, porque este complejo de búnkeres, único de la Primera Guerra Mundial, se sitúa en un paisaje ondulado de dunas con increíbles vistas al mar. Se ha de reconocer que el hecho de visitar museos sobre grandes acontecimientos históricos a veces puede resultar monótono para los turistas, ya que en ocasiones no se alcanza un suficiente acercamiento social. Sin embargo, este caso resulta todo lo contrario, la muralla atlántica, al ser una visita al aire libre, logra que los turistas se sumerjan en la historia de la costa ocupada y en la vida cotidiana costera. Asimismo, unida a la mejor tecnología de los museos, las imágenes, animaciones y las reconstrucciones en 3D fomentan el aprendizaje de datos curiosos sobre la misteriosa guerra naval y la defensa costera.
Señoras y señores, a nadie le viene mal un poquito de acercamiento histórico y social, ¿a qué esperan para comprar sus entradas?