Tanto en Bélgica como en otros muchos países centro-europeos, es difícil no empaparse del espíritu navideño que inunda todas las ciudades. Ahora que ya han pasado Nochebuena y Navidad, me gustaría explicaros cómo se celebran estas fechas en Flandes, ya que a pesar de que hay cosas que son generales para todo el mundo, los flamencos tienen alguna que otra tradición diferente.
Para empezar, la temporada navideña comienza el 6 de diciembre con la llegada de Sinterklaas, Sint-Niklaas o simplemente San Nicolás. Este hombre de largas barbas blancas y traje de obispo llega desde España el 4 de diciembre con su compañero “Pedro el Negro”. De esta manera, puede observar qué niños han sido buenos y quiénes no. Finalmente San Nicolás visita a los niños la noche del 5 al 6 de diciembre. Los niños dejan sus zapatos junto con un dibujo o galletas, y en algunas ocasiones, incluso con zanahorias para el caballo de San Nicolás. A cambio, si los niños han sido buenos, San Nicolás dejará galletas speculoos, figuritas de chocolate, dulces, ¡y mandarinas! Sin embargo, si los niños han sido malos recibirán unas ramitas en vez del tradicional carbón que se recibe en España.
Pasamos al 24 y 25 de diciembre, Nochebuena y Navidad. Tradicionalmente, ambos días se celebran con la familia. Las familias se reúnen para cenar el tradicional pavo relleno, y de postre el típico “kerststronk” o “bûche de Noël”, un bizcocho cubierto de chocolate y decoraciones para parecerse a un tronco de madera. A la mañana siguiente, niños y mayores se despiertan y encuentran sus regalos bajo el árbol de Navidad, sin apenas referencias a Papa Noel. Posteriormente, como sigue la tradición se desayunan “cougnolles”, un pan brioche con la forma del niño Jesús. En el día de Navidad, también se hace comida familiar y la costumbre, después, es salir a patinar sobre hielo.
Nochevieja también se celebra con familia y amigos, pero a diferencia de las campanadas españolas, a las 12 todos intercambian sus buenos deseos para el siguiente año seguido de 3 besos en las mejillas. El día de Año Nuevo se pasa tradicionalmente en familia. En este día es típico comer choucroutte, un plato de col fermentada cocida con salchichas, bacon y patatas, y que simboliza el desear fortuna para todo el año. En Flandes y en algunas partes de Valonia, los niños leen tradicionalmente para sus abuelos o padrinos una carta de año nuevo con sus mejores deseos. Esta carta, a menudo escrita como poema, la hacen los niños en el colegio. A veces reciben dinero tras leer esta carta.
Como en España, la temporada navideña acaba el 6 de enero, el día de los Reyes Magos o Epifanía. A diferencia de España, los belgas no reciben regalos en dicha fecha, pero sí que lo celebran, a su manera. Los niños se disfrazan de los Reyes Magos y van casa por casa cantando canciones. A cambio, reciben dulces y monedas. Es costumbre también comer una especie de roscón de Reyes llamado koningentaart. Tiene una figurita o haba en su interior, y está decorado con una corona de papel. Quien la encuentre se convierte en el “rey” del día y podrá llevar la corona.
Como podéis ver las tradiciones belgas son parecidas, si bien hay novedades como la figura de San Nicolás, la comida de estas fechas, etc. Pero bueno, siempre está bien conocer culturas y costumbres diferentes, y si además se viven en primera persona, mejor que mejor.
¡Hasta la próxima!
Soy Marina, la nueva corresponsal Erasmus en Lovaina. Estudio arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid y cursaré cuarto en la KU Leuven. Hace apenas unos días que he llegado a la que será mi nueva casa durante este curso, y todavía no me lo creo. Tengo la sensación de que he venido aquí de viaje y que en unos días me toca volver a Madrid. ¡Pero no! Ahora empieza la aventura de acomodarse a esta nueva ciudad la cual seguro me sorprenderá a lo largo del año. Elegí Lovaina por varias razones, entre ellas el prestigio de su universidad y evidentemente su ambiente universitario.
Todo estudiante quiere ir a un sitio donde además de estudiar también lo vaya a pasar bien, las cosas como son. Además considero que Lovaina, y todo Bélgica, tiene una amplia oferta cultural que hará que cada día aprenda algo nuevo. Poco a poco iréis descubriendo conmigo cosas interesantes y útiles de esta ciudad, aparte de daros consejos a los futuros Erasmus. De momento todo lo que os puedo decir es que traigáis chubasquero y ¡muchas ganas de disfrutar!