¡Hola a todos y a todas!
Poca información podemos añadir sobre el Beaterio de Brujas, del que tantas y tantas veces se ha hablado en este blog. Sin embargo, este complejo esconde algo que ha llamado mucho mi atención cada vez que he entrado en este precioso monumento de la ciudad flamenca. Hoy visitamos la iglesia de Santa Isabel del Beaterio de Brujas.
¿De dónde sale el Beaterio?
Por poner un poco de contexto, los beaterios fueron una idea desarrollada en la Edad Media en Europa, con el objetivo de acoger y proteger a las beguinas, grupos de mujeres que dedicaban su vida a enfermos, niños, ancianos, etc.
Concretamente, el de Brujas se construye en 1245, y forma parte del conjunto de beaterios flamencos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El desarrollo de esta comunidad brujense se vio claramente beneficiado por la protección de la condesa de Flandes, y del privilegio otorgado por el rey Felipe el Hermoso, lo que provocó que esta agrupación gozase de un alto nivel económico para el siglo XV. Fue ahí cuando, tras un incendio que destruyó la antigua iglesia, se decide construir la iglesia de Santa Isabel, que sigue en pie a día de hoy.
La iglesia
La iglesia, de estilo gótico, lejos de tener demasiadas extravagancias, es bastante sencilla. Su portada está hecha íntegramente de ladrillo rojo, muy típico en las construcciones flamencas, y contiene una cristalera sin prácticamente adornos.
En el interior, paredes blancas se combinan con detalles en madera oscura para dar una sensación muy natural. Podemos llegar a ver un altar al fondo y varias pinturas alrededor del templo. Además, en una de las capillas laterales, se escondía un pequeño pero coqueto altar dedicado a una sencilla figura de la Virgen María con el niño.
Tras la desaparición de la asociación de beguinas en Brujas, estas instalaciones fueron tomadas por una congregación religiosa benedictina que se mantiene a día de hoy. De hecho, era la hora de misa cuando entramos, y allí estaban ellas, en una zona más apartada, realizando sus rezos en la más extrema intimidad.
No sé si fue la iglesia en sí y la tranquilidad que esta supo transmitirme, el buen tiempo que hacía en Brujas ese día, o la compañía de gente muy especial, pero guardo un recuerdo precioso de este lugar y de la atmósfera que se respira allí. Así que ya sabéis, si vais al Beaterio de Brujas, ¡no podéis dejar pasar la iglesia!
¡Nos vamos viendo!
Jose
¡Qué ilusión me hace estar escribiendo por fin estas palabras! A partir de este mes de febrero empiezo como corresponsal de Erasmus en Flandes y tengo muchas ganas de enseñaros mi trabajo. Recoger el testigo de Yolanda en cuanto al tema de Patrimonio es todo un honor.
Antes de nada, me presento. Me llamo José Manuel Ortega y tengo 20 años. Nací en Granada, pero he vivido toda mi vida en La Línea de la Concepción, un pueblo de Cádiz. Estudio Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada y, actualmente, estoy realizando un intercambio Erasmus en Bruselas de curso completo.