Un paseo por la ribera del río es uno de los atractivos cotidianos que Amberes ofrece para el día a día. A la altura de la Grote Markt, uno no puede olvidarse del medio puente, la plaza “Steenplein” y el castillo, llamado ‘T Steen. Cuando hace bueno la zona de madera junto al río se llena de universitarios comiendo el picnic en corrillos y pasando el rato. Hablando de algo más concreto, el castillo es uno de los edificios más emblemáticos de Amberes, así como el edificio más viejo de la ciudad.
Las primeras fortificaciones de la zona datan del siglo IX, aunque la fortaleza no se construyó hasta el siglo XII, cuando se añadieron muros de piedra y un portón, que es el que da origen al castillo. A comienzos del siglo XVI, con Carlos V, se acometieron una serie de reformas que se pueden apreciar en la diferencia de colores de la fachada y los adornos.
En su emplazamiento antes había una península que dificultaba la labor de los barcos, así que para hacer un muelle recto se eliminó la protuberancia de tierra, y por tanto la fortaleza hacia finales del siglo XIX. T’Steen es lo que queda en nuestros días, convertido en un castillo en sí mismo cuando en principio era una de las tres puertas de entrada. En esta época también se reformó y embelleció desde un punto de vista más artístico que militar.
Prisión, almacén de pescado, serrería, museo, residencia, lugar para fiestas (durante 3 meses), punto turístico o escuela de teatro, son algunas de las funciones que este lugar ha tenido a lo largo de su historia. Si os acercáis a Amberes, lo visitaréis seguro. Se puede acceder al interior, que está abierto de martes a domingo (cierra entre noviembre y enero). A todo esto, “steen” significa “piedra”.