Par les soirs bleus d’été, j’irai dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l’herbe menue :
Rêveur, j’en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai le vent baigner ma tête nue.
Je ne parlerai pas, je ne penserai rien :
Mais l’amour infini me montera dans l’âme,
Et j’irai loin, bien loin, comme un bohémien,
Par la Nature, – heureux comme avec une femme.
Arthur Rimbaud
Querido Territorio Campestre de Alrededor de Lovaina,
Quería escribirte porque estaba pensando en ti cuando se me cruzó por delante “Sensation” de Rimbaud. Pensé que viene a definirte a ti y a la huella que dejas. Lo que me permite entender mi pobre francés (me he apuntado a clases, hay muy buenas ofertas) y Google translator es que el bohemio poeta también alababa tus virtudes.
Recorrerte en bicicleta con el “viento bañando mi cabeza desnuda”, no ha hecho más que llenar mi cabeza de senderos que me llevan lejos. Además de agudizar mi distracción patológica, has llenado mi cabeza con tonterías románticas. Mírame, ¡que esto es carta! No sé cómo lo has conseguido, pero así me siento. Que si un canto a la libertad, que si vamos a vivir a una cabaña con un huerto y vacas, que si la velocidad incesante de la ciudad… Mi madre cuando me escuchaba por Skype no daba crédito.
Puede que opines que solo me falta escupir arco iris para ser el súmmum de la cursilería. Probablemente tengas razón, pero a todos los que me quieran escuchar les recomiendo probarte. Es sencillo: solo hay que coger la bici o tus propias piernas, salir de Lovaina por Heverlee (al lado del Sportcentrum) y disfrutar. Eso sí, volviendo a la realidad, aconsejo llevar un móvil con GPS o un mapa. Perderse queda muy literario, pero a la hora de la verdad no lo es tanto, creedme.
Por tener un bonito recuerdo de nuestro idilio, casi me caigo por zanjas o acabo de cabeza en el río. Aquí está el movido resultado:
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