Señoras y señores, esta semana ha sido, sin duda, la más calurosa de mi estancia en Lovaina, asique agarren una mochila con toalla y botella de agua y vengan ligeritos de ropa. Les traigo un plan perfecto para los amantes de la bici y las aguas congeladas, hoy vengo a hablar del lago de Rotselaar.
Rotselaar es una comuna de la región de Flandes, Bélgica. Se encuentra ubicada en el centro del país, cerca de Lovaina, la capital de la provincia.
Si salen desde el centro de Lovaina, el anillo, llegarán a Rotselaar aproximadamente en cuarenta minutos, aunque esto siempre depende del ritmo de pedaleo que me lleven, en mi caso fueron cuarenta pero ustedes puede que lo logren en media hora 🙂 Aún así, si no les convence llegar sobre dos ruedas, siempre pueden coger un autobús que también sale desde el centro de Lovaina y les deja muy cerquita del lago, el autobús tarda media hora en llegar.
De todas formas, no se me alteren, porque el paisaje hasta el lago es precioso. Una vez pasado el puerto de Lovaina, se tropezarán con campos verdes y decenas de casitas que parecen sacadas de una peli del Oeste. Mi trayecto fue bastante sudoroso por las altas temperaturas, pero créanme, hacía mucho tiempo que no respiraba tanta paz y naturaleza junta.
Una vez lleguen al lago, podrán aparcar la bici sin problema. Y agárrense, porque los alrededores del lago ¡son de arena!. Llegados a este punto, solo les queda extender la toalla, echarse crema solar e imaginarse que estamos en Julio y se han terminado las clases 🙂
Podrán jugar un partido de futbol, leer, hacer un picnic, dar un paseo por la orilla respirando la brisa y los valientes meter los pies en el agua (ideal para la circulación).
Aquí les dejo varias fotos de esta maravilla, sin duda, el atardecer más inspirador que he presenciado en mucho tiempo.