Visitamos la pequeña ciudad de Malinas, Megelen en flamenco, sin saber muy bien qué íbamos a encontrar. Desde el primer momento nos sorprendió de manera muy grata el encanto de esta pequeña ciudad. Paseando por su canal pudimos disfrutar de cerca las fachadas de las pequeñas y antiguas casas construidas a ambas orillas.
Fuimos caminando por una bonita plataforma sobre el agua, de la cual salíamos para visitar las Iglesias que desde ahí divisábamos, nos sorprendió que cada una tenía un estilo diferente, encontramos Iglesias Románicas, Góticas, Barrocas…
.
El sitio más especial de todos
Sin embargo, nada nos impresionó más que la gran Catedral de San Rumoldo, construida en el Siglo XIII. Llama la atención como a pesar de las guerras religiosas y ser víctima de un bombardeo e incendio ni más ni menos que en la Segunda Guerra Mundial, la catedral ha conseguido resistir.
No solo es impresionante su interior con techos abovedados, columnas de capiteles espigados, un preciosísimo altar barroco que data del 1665, elaborado en madera, mármol y pan de oro… Lo más impresionante de todo es su altísima torre protegida cómo patrimonio de la humanidad. Por la cual se puede subir para observar las vistas más bonitas de toda la ciudad.
.
Subiendo a la torre
En la actualidad esta torre cuenta con casi 100 metros de altura, y para subir a lo más alto hay que superar 514 escalones. Sin embargo, merece muchísimo la pena. La subida esta llena de paradas que nos permitirán disfrutar de las numerosas campanas que encierra la torre. Es impresionante observar la gran variedad de tamaños y sonidos que alberga, así como el sofisticado sistema de poleas que permite que suenen distintas melodías.
Una vez en lo más alto podremos divisar toda la ciudad de Malinas y sus alrededores. Si miramos a lo lejos incluso podremos ver la ciudad de Bruselas con su famoso “Atomiun”. Bajando la mirada veremos las sillas y mesas de la Grote Markt como si de pequeñas hormigas se trataran. Y entre los edificios veremos sobresalir todas aquellas iglesias a cuyos pies nos encontrabamos anteriormente.
Mi nombre es Luna, tengo 20 años y vivo en Madrid. En general soy una apasionada de la vida, de los viajes, el arte, la música, el baile, el surf, el mar, la escalada… todo lo que suponga una aventura para mí siempre será un SÍ.
Este semestre mi aventura comienza fuerte: me he mudado a Brujas ¡La ciudad de ensueño! Y aunque apenas lleve aquí una semana, os puedo asegurar que así es. Todas las calles están bañadas de un aura especial, casi mágica.
Recuerdo una de las primeras noches aquí, entre las vacaciones y la lluvia las calles estaban vacías. Paseando a la luz de las farolas, sentí como si me transportara a otra era… Los suelos empedrados, el musgo creciendo por las paredes de una gran iglesia gótica, cuyas vidrieras relucían con luz propia. Todo parecía salido de un precioso y enigmático cuento medieval.