A principios de mes pude asistir al festival Beaufort. Ahora que empieza el buen tiempo os animo a disfrutar de la costa Flamenca: sin lugar a dudas, un espacio único cargado de particularidades.
La costa flamenca es el principal núcleo de turismo interno en Bélgica: aquí se encuentran dos tercios de la capacidad hotelera de Flandes. Tradicionalmente, se relaciona con un turismo de pensionistas (como el que tenemos en Benidorm), pero muchas familias también tienen su propio apartamento o casa de vacaciones junto al mar.
La longitud es aproximadamente de 67 kilómetros e incluye una playa de arena de hasta 500 metros, con un cinturón de dunas de hasta 2,5 kilómetros detrás de ellas. Pese a contar con este increíble espacio natural, se dice que la costa belga tiene una connotación negativa debido a su franja costera altamente urbanizada. En los años sesenta y setenta del siglo XX, casi toda la costa flamenca estaba llena de edificios de apartamentos que ahora forman un largo muro. Como resultado, se perdió mucha naturaleza (incluyendo áreas de dunas). Pero eso no le resta valor a la costa: al contrario, yo creo que la hace más particular.
Recordad que toda la costa está unida con el tranvía costero, por lo que es muy fácil viajar por ella. Desde Bruselas el tren tarda solo 1’20h.