Bruselas es una ciudad ideal para salir con los amigos, con tu pareja, con tu familia o sin compañía. Ya no sólo por la cantidad de eventos que se organizan todas las semanas, si no por los locales con encanto que tiene. Acostumbrados estaréis a oir hablar del Delirium Tremens o del Madamme moustache (de los que ya escribiré), pero lo cierto es que Le cirio es una de las cafeterías más bellas de la ciudad, y, por supuesto, de imprescindible visita.
Inaugurado en el siglo XIX, conserva el encanto y el sabor de la época. Los camareros van ataviados con pajarita, chaleco y pantalón de pinzas. La decoración está muy cuidada aunque sí es cierto que los cables no los “ocultan demasiado”. Tiene elementos del XIX y del XX, así que parece que estéis en uno de los salones del Titanic, por ejemplo. Grandes rosetones, colecciones de monedas, estatuas de oro e incluso una máquina registradora de la época, son los objetos que podéis disfrutar en el bar.
La alegría aparece en cuanto abres la puerta pues hay flores por todas partes. La estantería de las botellas no puede soportar más licores de los que tiene y los sillones, tan apetecibles, te invitan a sentarte allí durante horas. Lo cierto es que esto debía ser un problema para los dueños del local, pues en el ticket pone claramente 1 consumición por hora.
En cuanto a los precios, nada mal. No es el sitio más barato de Bruselas pero, desde luego, tampoco el más caro. Puedes permitirte una visita un par de veces al mes. Los gofres están riquísimos y todo tiene una pinta increíble, por no olvidar la belleza y el ambiente que te rodea. La edad media de los consumidores de este local es alta, pero los jóvenes siempre son bienvenidos.
Algo muy curioso es que, en la carta de bebidas, puedes encontrar como opción un vaso de leche fría. ¡Y lo piden muchos! Aunque lo realmente típico de este local es el Half and half. ¿Queréis saber qué es? ¡Pues visitadlo!
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