En Parijsstraat, calle paralela a Oude Markt, encontramos “Le Pain Quotidien”. Este restaurante nos propone un menú a base de ingredientes orgánicos, buenos para el cuerpo y el medio ambiente. Fundado en Bélgica, actualmente es una cadena internacional con franquicias por todo el mundo. El local es acogedor, decorado con esmero y en el que da gusto pasar la resaca del domingo. Ante la necesidad de vitamina C, ¿qué mejor que un zumo acompañando a un brunch (desayuno prolongado)? Todo ello condimentado con el recuerdo de las desventuras de la noche anterior.
Porque compartir tu pan diario en LPQ es tal y cómo el fundador Alain Coumont concibió la filosofía de la empresa cuando lanzó la primera panadería en 1990. La historia continúa con que Coumont estaba buscando muebles para el primer LPQ en Bruselas cuando encontró una mesa de costurera en un mercadillo. Le gustó tanto que instaló réplicas de ella en sus establecimientos posteriores. Coumont piensa que “el pan es mejor compartirlo en la mesa y saborearlo con amigos”. Es fácil compartir una mesa con extraños, pero hacer lo mismo con el pan recién salido del horno o la tarta de chocolate, puede ser más que un reto. En una época de carritos de supermercado llenos de alimentos industriales, una buena hogaza hecha en casa merece la pena.
Entre muebles rústicos, techos altos, vigas de madera y el hogareño entarimado, nos tomamos nuestro tiempo para ponernos al día, mientras admiramos el menú. Encontramos sopas, ensaladas, cafés y, por supuesto, su buque insignia: los desayunos. Puedes empezar probando la granola con frutas de temporada y yogur griego o una selección de panes con mermeladas, dulce de leche y chocolates caseros para untar. He mencionado estas dos opciones porque son las que probamos, pero hay varias para elegir. Aquí está la foto de rigor para presumir en Instagram:
Date un respiro en tu agitada vida Erasmus y disfruta de un desayuno prolongado a la vez que te baña la suave luz invernal, a través de las grandes ventanas, con su efecto calmante.