¡Bienvenido a Bourse! El barrio ineludible si pasas por la ciudad, sobre todo si lo que buscas es un poco de animación. Lo más característico de Bourse es evidentemente, el edificio de la Bolsa, cuyas escaleras son el punto de encuentro de miles de habitantes y turistas. Este es el primer verano en que podréis disfrutar de la peatonalización del bulevar, medida que fue objeto de discusión ¡nada menos que durante dieciocho años! Bourse es famoso por sus numerosos bares y restaurantes, pero también sus curiosos clubs nocturnos, el mejor local de patatas fritas y el mirador de la ciudad más escondido.
El mejor local de patatas fritas y no admitimos contradicción es… Fritland. Ubicado en uno de los laterales de la Bolsa, no podéis iros de Bruselas sin comprar un cono de patatas o su famosa “metralleta“: un bocadillo con pan de baguette relleno de carne, patatas fritas (y lo que le echen, generalmente lechuga o cebolla). La particularidad de este sitio es que son patatas recién hechas, y el truco es que se fríen dos veces seguidas. Todo buen brusseleir acude a cualquier hora (casi siempre hay cola) y repetidas veces para poder probar todas sus salsas ( andaluza, ajo…).
A partir de aquí, Bourse está rodeado de bares donde se reúnen aficionados del deporte para ver partidos de todo tipo. Lugares como Celtica ofrecen su cerveza normal a un euro (la Trappist a dos) y su discoteca, que abre de miércoles a sábado.
Si lo vuestro son más bien los clubes nocturnos hay dos lugares de Bourse importantísimos: La Vilaine y le Corbeau. El segundo puede que os suene más, un clásico conocido por su política de baile sobre las mesas a partir de medianoche. Es aconsejable llegar pronto (sobre las nueve) para poder coger sitio y quedarse hasta cuando suban la música y llegue la hora de bailar sobre las mesas. El género de música es comercial, y algo retro (90′s). Muy divertido y muy recomendable.
La Vilaine es un local con más pretensiones, decoración art déco y un rollo más Gatsby. La entrada suele estar entre ocho y doce euros (aunque puede ser que algún día sea gratuita llegando antes de las doce) y la música es electro (a veces un poco clásica). Lo mejor: su decoración (grandes espejos, salones de cuero, ambientación clásica!), su horario (cierra a las cuatro de la mañana en días de diario (miércoles a viernes), y la cantidad de eventos que organizan. Muy buen ambiente!
Para acabar el día, nada como admirar el atardecer desde el mirador escondido de Bourse. Ubicado en el Parking 58, entre la rue d’Eveque y la rue Vierge Noire, es uno de los secretos mejor guardados al no figurar en las guías turísticas. A pesar de ello es un lugar común entre los belgas y de hecho, se organizan eventos como el del próximo seis de junio (gratuito, les Jardins Suspendus). Dirigíos con seguridad por la entrada del parking y coged el ascensor a la décima planta. ¡Cuidado, no está señalizado en ningún lado! Os aseguro que al llegar arriba, encontraréis unas vistas increíbles de la ciudad:
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