¡Saludos viajeros! Para este post os recomiendo poneros las botas de montaña, el abrigo resistente a vientos huracanados y aseguraros de encontrar un buen contacto de aventuras; hoy os traigo información sobre mi viaje a Stokken, Limburgia.
Lo primero que debéis saber es que Limburg (Limburgo), es una de las cinco provincias que componen el norte de Bélgica, lo que conocemos como Flandes. Ya conocéis la subdivisión del país no hace falta que os venga yo aquí a impartir dotes geográficas. Su capital es Hasselt, de la que también os voy a añadir alguna foto para que os hagáis una idea. Es una ciudad pequeñita y con buenas conexiones ferroviarias, si queréis hacer parada la tenéis vista en unas pocas horas, pero está muy bien para poder turistear en los alrededores, porque ojito, merece mucho la pena.
Y los más impacientes que ya habéis desvelado mi secreto haciendo roll down en el post diréis: – Genial Eva, pero… ¿Cuándo llega la explicación del paraíso?-. Veréis, Hasselt era curioso, pero si me dan a elegir me quedo con un pedacito esencial que no está a más de media hora del centro ciudad. Stokkem es un municipio situado prácticamente en la frontera entre Bélgica y Holanda, de hecho, la barrera natural que divide los países tiene una aduana simplona en la que puedes cruzar con tu coche sobre una plataforma. Suena chulo, lo sé.
Está repleto de casitas de campo, vegetación, animales libres y un encanto especial que no puedo expresar con cuatro letras y un teclado. Desde Amberes, cogiendo un par de trenes se tarda, aproximadamente, dos horas, así que yo os recomiendo que paséis una noche en Hasselt o en algún pueblecito cercano que ofrezca hostales, aprovecharéis más si os quedáis un noche. Literalmente es un lugar de ensueño, el lago, la luz del sol y los cielos despejados… no sé chicos, yo no me lo pensaba más de dos veces.
Conecterra National Park
Como en todas las buenas historias, dejo lo mejor para el final. A pocos minutos del municipio encontraréis el Parque Natural de Conecterra, del que también os adjunto fotos. El conjunto es simplemente idílico, a la entrada hay un espacio de juegos para niños con algunas mesas para tomar el almuerzo, y justo a mano derecha encontraréis la entrada a las diferentes rutas que ofrece el parque. Si no recuerdo mal hay cuatro diferentes, cada una con un grado distinto de dificultad y tiempo, pero a título personal os digo que son todas bastante asequibles. Yo hice la intermedia y no se tarda más de una hora a paso rápido. Tranquilos, hay pocas cuestas. Pero cuando lleguéis a lo alto las vistas merecerán cualquier aliento de exceso.
Un empresa inmobiliaria esta construyendo en el llano del valle apartamentos individuales, junto con una piscina comunitaria, existe la posibilidad de darse un baño natural en el agua o acudir al edificio de SPA y aguas termales. Está previsto que terminen la obra para la primavera de 2021. No soy mucho de turismo masivo ni de contaminación natural, pero he de reconocer que este pequeño village apunta maneras. Me atrevería a decir que hasta lo clasificarán como hospedaje lujoso.
Espero que os haya gustado tanto como a mí, y si tenéis intención de ir por favor avisadme que me apunte a la juerga. Nos vemos muy pronto lectores. Un saludo
Mi nombre es Eva Herrero y soy la nueva corresponsal Erasmus para las ciudades de Amberes y Lovaina. ¡Estudio cuarto de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Salamanca y estoy muy contenta de poder compartir de hoy en adelante todas mis experiencias con vosotros!
Solo llevo aquí un día, pero me ha bastado para comprender que Bélgica es el país de las bicicletas, la ciudad está repleta de ciclistas y las calles están perfectamente acondicionadas, aunque el caos entre transeúntes a veces resulte inevitable.