Nos encontramos en los últimos días de nuestra experiencia Erasmus en Bruselas. Y de la misma manera en que las experiencias cierran su ciclo, los días en esta ciudad también. Sin duda, no nos quedamos simplemente con imágenes espléndidas de la ciudad, sino con el animado recuerdo de aquellos con quienes las hemos compartido.
Mi tarea como corresponsal Erasmus en Bruselas ha llegado a su fin, y me gustaría compartir mi enorme agradecimiento a la Oficina de Turismo de Flandes por haberme brindado la oportunidad de participar en este proyecto. Los zapatos de corresponsal me han llevado a muchos lugares, sin los cuales seguramente nunca hubiera pisado. Estos han potenciado mi curiosidad e interés por todo aquello que se nos cruza cuando salimos a la calle. Pero sobretodo me han hecho descubrir todo lo hay a nuestro alrededor en los mismos pasos que hacemos cada día. Sin duda, estos zapatos no son una pieza de vestir que se puedan poner y sacar cuando queramos. Éstos son permanentes y guían un estilo de caminar. Los zapatos de corresponsal me los llevo puestos a mi querida Barcelona.
Y con mi despedida, quisiera compartir unos de los lugares más especiales de Bruselas donde se pueden gozar de unas vistas espléndidas:
Mont des Arts, no solo ofrece unas buenas vistas de la ciudad de día, sino que de noche pinta sus jardines de colores mediante unos focos de luz. Justo al lado se encuentra el Museo de los Instrumentos, donde des del último piso del museo también se aprecian unas agradables vistas. Recomiendo visitarlo un primer miércoles de mes para poder acceder a éste sin ningún coste.
Un mirador menos conocido por el turista, pero sí por muchos jóvenes, es el del parking 58. Éste se encuentra en el centro de la ciudad, en la Rue Bisschopsstraat, 1. Este mirador es un estacionamiento de coches que desde su última planta ofrece unas vistas panorámicas exclusivas de toda Bruselas.
El mirador más conocido de Bruselas es el que se encuentra en la plaza Poelaert, al lado del Palacio de Justícia. Desde allí también se pueden gozar de unas vistas excepcionales de la ciudad y de sus puestas de sol.
Mis vistas favoritas, y las menos conocidas, se encuentran la Rue de Troone, en un puente que une la parada de Blyckaerts con Germoir. A diferencia de los otros lugares, estas vistas lucen cuando se levanta el sol. Por la noche, al cruzarlo, siempre encuentras a alguien buscando respuestas en sus infinitas vistas.
Y con un frase que se encuentra escrita en este último mirador, me despedido de todos/as vosotros/as:
” Le seul véritable voyage, le seul bain de jouvence, ce ne serait pas d’aller vers de nouveaux paysages, mais d’avoir d’autres yeux” (Marcel Proust).
¡Muchas gracias, y hasta pronto!