“Lo mismo que cabe dentro de una piscina olímpica.” Esa es la cantidad de cerveza que se produce diariamente en la fábrica de Stella Artois en Lovaina, y así mismo es como lo ha descrito el guía que nos ha acompañado en la visita. La cerveza Stella Artois empezó siendo un producto especial de Navidad (de ahí el nombre “Stella”, en referencia a la estrella de Navidad), pero acabó teniendo tanto éxito que se quedó de forma permanente en el mercado.
Maíz, malta, lúpulo y agua. Estos son los cuatro ingredientes principales que no faltan en nuestro vaso de Stella Artois. Una receta que ha ido evolucionando desde que se fabricó la primera botella en 1366.
La misma fábrica que hoy visitamos no solo produce Stella sino 15 cervezas más entre las que destacan las famosas Leffe, Hoegaarden o Jupiter. En esta visita no sólo descubrimos como es el proceso de producción de una bebida que vemos a diario (sí, y estos días aún más), sino que también conocemos más sobre su historia.
Por cierto, ¿sabéis que pasa si levantáis el dedo meñique a un camarero en Flandes? Pues que te sirven una cerveza (sí, sí, ¡no os estoy tomando el pelo! Podéis comprobarlo vosotros mismos.) Seguramente esa cerveza será Stella Artois, y qué menos que beber una ahora que ya sabemos como se produce. Eso sí, a nosotros que hemos visitado la fabrica ya no nos hace falta levantar el dedo meñique, porque al final de la visita el camarero ya nos está esperando con la copa encima de la barra. ¡Salud! O mejor dicho, “Schol!” como dirían los flamencos.