¡Buenos días, brujos! Hoy no vamos a visitar un museo en concreto o un lugar, hoy vamos a hacer una pequeña visita a una zona de Brujas, la Magdalena Quarter centrándonos en 3 de sus lugares emblemáticos.
Y no, a pesar de que en esta zona esté mi lavandería favorita, la lavandería no es uno de esos 3 lugares emblemáticos.
Una visita alejada de los turistas
Vamos a comenzar nuestra visita desde el borde del huevo hacia dentro. Comenzamos con la Gentpoort, un museo municipal de Brujas muy, muy pequeño en el cual no hay casi visitantes. El museo consta de 3 plantas, la mayor es la de la mitad, que consta de 3 salas y la de arriba que es una azotea en la que podemos tomar fotos.
En este museo podemos aprender cómo se defendía la ciudad en la Edad Media donde la muralla estaba completamente operativa y se accedía a la ciudad por medio de estas puertas. Nos cuentan también historias como la de la traición de François van der Straeten, un habitante de Brujas que quiso traicionar a la ciudad para que los franceses la invadieran.
Antes de que su plan triunfase le descubrieron, le apresaron, decapitaron y exhibieron su cabeza en la Smedenpoort. Finalmente, el cráneo lo cambiaron por una réplica de acero (que se exhibe en el museo) que fue a su vez quitada cuando la ciudad cayó bajo dominio francés tras la revolución francesa. Hoy en día se exhibe una réplica de bronce como símbolo de traición y advertencia para los habitantes de Brujas… ¡YO NUNCA TE TRAICIONARÍA!
Continuamos nuestra visita con, probablemente, la iglesia más curiosa de Brujas, no por su arquitectura sino por lo que tiene dentro, que es algo que seguramente no tenga ninguna más en el mundo. Estamos acostumbrados a ver iglesias que tienen obras de arte, reliquias, oro, mucho oro, pero nunca y digo nunca, había visto una iglesia con… ¡UN COLUMPIO!
Visitamos ahora Heilige Magdalenakerk una iglesia que ha encontrado en el columpio una manera de atraer visitantes a los que pueden servirles un café ya que tienen cafetería dentro de la iglesia y de esta manera atraer también los donativos de estos visitantes. Me parece una visita muy curiosa y más recomendable durante el día para que las vidrieras luzcan cuando salgan por detrás en nuestras fotos desde el columpio. También se puede comprar trozos de la pintura del techo a cambio de la voluntad (esto tampoco lo había visto nunca…).
Y, por último, después de tanto columpiarnos nos habrá entrado hambre, así que no hay mejor opción que montarnos un picnic en Astridpark, un parque dedicado a la reina Astrid con un templete por si llueve, un lago con una estatua de Poseidón y unas vistas de la iglesia que son una maravilla. Por ponerle un pero es que aquí no hay cisnes.
¿Pero cómo que te has dejado el postre en casa? Pues tampoco pasa nada, porque en Schaarstraat hay una pequeña panadería en la que venden las mejores tartas de manzana que he probado en mi vida por tan solo 2,75€ y el resto de pasteles están igual de buenos. Os dejo por hoy con este sabor dulce… ¡Hasta el próximo blog!