Continuamos con la segunda parte de la serie de entradas al blog en las que me adentro en el arte de reconocidísimo artista belga René Magritte. El pintor surrealista destaca por tener una obra compleja y rica de significado, coqueteando a menudo con el arte conceptual. Es por ello que hay muchos motivos en sus pinturas que podemos reconocer de forma seriada, y que responden a sus inquietudes y obsesiones creativas. En el artículo anterior hablamos de la presencia de texto en su obra. Hoy es el turno de la relación entre figura y fondo presente en su obra.
Magritte utiliza el recurso de llenar y vaciar figuras o entres, invirtiendo lo que deberían contener, a menudo en su obra y de formas muy diversas. Este método funciona de nuevo como una reflexión en torno a la esencia. Magritte a independiza el contorno exterior de la superficie y los trata como entes independientes. Cuando vaciamos una figura y la llenamos de una materia distinta, el contorno conserva la presencia fantasmagórica del objeto. Es decir, al vaciar e intercambiar carcasas y contenidos, los objetos iniciales mutan, pero a la vez conservan un “fantasma” de lo que fueron.
Otro uso parecido del espacio es en los cuadros que reflexionan el “problema de la puerta”. En francés existe una expresión que dice “il faut qu’une porte soit ouverte ou fermée” (una puerta tiene que estar o abierta o cerrada). Magritte pinta una serie de puertas cerradas pero agujereadas en el centro, que muestran el paisaje que hay tras ellas. Con ello, el pintor plantea una paradoja y desafía el proverbio francés. La puerta está cerrada, sí, pero la abertura en ella permite cruzarla tanto como si estuviera abierta. Es una puerta abierta-cerrada.
Disfruta de ejemplos de figura y fondo y de la obra de Magritte en general acudiendo al Museo Magritte de Bruselas.