Descubrí Maison Elza no hace mucho. A priori, me pareció un restaurante más, pero desde que atravesé la puerta, me di cuenta de que ese sitio no tenía nada de común. Desde la decoración y el ambiente hasta el menú, todo forma parte de un espectáculo hecho a medida que no te puedes perder.
Si quieres descubrir por ti mismo la experiencia, Maison Elza te ofrece cuatro horarios diferentes:
- Desayuno (sábado, domingo y lunes; de 9:00h a 11:00h)
- Comida (sábado, domingo y lunes; de 12:00h a 14:30h)
- Cena (jueves y viernes; de 18:00h a 21:30h)
- Té de tarde (sábado, domingo y lunes; de 14:30h a 17:00h)
En el caso de que te animes, te dejo aquí su página web para que eches un ojo al menú de cada horario.
Por si el interior del restaurante no fuera suficiente, Maison Elza tiene una ubicación inmejorable (Jan Breydelstraat 36, 9000 Gent, Belgie). Cuenta con una pequeña terraza exterior sobre uno de los canales centrales de Gante, con vistas al Castillo de los Condes (Gravensteen). En días de buen tiempo, no hay mejor plan que llenar el estómago a ras de agua, disfrutando de unas exclusivas vistas.
En el ámbito gastronómico, garantizan platos de calidad, hechos al momento con productos frescos. Si no quieres dejar pasar la oportunidad de degustar alguno de ellos, te recomiendo que reserves mesa antes de acudir. A pesar de no ser un requisito indispensable, lo cierto es que el local suele estar lleno y presentarse sin cita previa es un tanto arriesgado.
Maison Elza es como estas películas que encontramos de vez en cuando, tan especiales que se las contaríamos a todo el mundo. Pero no lo hacemos. Porque entendemos que los demás también merecen ver la película y sentirla a su manera.
Así que no diré más. Id y disfrutad de la película.
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Os invito a este extraño lugar. Aunque las visitas no son frecuentes, haremos de esta ocasión la excepción que confirma la regla. Bienvenidos a mi cabeza.
Seguidme, os llevaré a un sitio muy especial. Normalmente, tras esta puerta pintada de colores, uno puede toparse con espaguetis flotantes, junglas de pingüinos o ciudades invisibles… A decir verdad, la mayoría de las veces, ni siquiera yo mismo estoy seguro de lo que me espera al girar el pomo. De todas formas, hoy podéis estar tranquilos. Hoy sí sé lo que hay al otro lado:
Al otro lado está Gante. Y sus calles adoquinadas, clones en bici, música abstracta, dinosaurios, idiomas alienígenas, hechizos y, dentro de esta normalidad, infinidad de locuras.
Lo más seguro es que si os dejase sueltos por este lugar, acabaríais majaras. Como no queremos eso, os lo voy a enseñar poco a poco, durante cinco meses.