A todos nos gusta algún dulce de vez en cuando y es en la repostería donde en muchas ocasiones miden su valía las regiones, pues no solo el patrimonio monumental es motivo de orgullo del pueblo y asombro del turista, sino que también el gastronómico tiene mucho peso y por el estómago también se conquista el amor del visitante. Particularmente en mi caso, me encanta descubrir los platos típicos de cada región, como ya os he demostrado en algún otro post.
El último dulce que me ha robado el corazón ha sido la Mattentart, una pequeña tarta tamaño individual con base de hojaldre rellena de una esponjosa mezcla de huevos, leche y aroma de almendra. Aunque parezcan ingredientes sencillos, gracias a su compleja elaboración (hay que cocer la leche, luego dejarla reposar para que cuaje) el resultado es exquisito: Un exterior crujiente de hojaldre y un interior esponjoso y dulce de sabor delicado.
Es un dulce con mucha tradición y está reconocido por la Comisión europea como producto regional protegido, es decir, que las auténticas mattentaarten son las originarias de Geraadsbergen la ciudad en que llevan siglos haciéndolas y las de la vecina población de Lierde, ambas de la región de Flandes Oriental.
No obstante es un dulce muy extendido por Flandes y puede encontrarse fácilmente en ciudades como Gante y Lovaina. A la espera de probar las originales, las que más me han gustado hasta el momento han sido las de la panadería Himschoot de Gante (aquí). Os recomiendo acercaros hasta esta antiquísima panadería (dicen que la más antigua de la ciudad) donde todo está amasado a la manera tradicional y probarlas, no os decepcionarán.
Espero poder descubrir el secreto de su elaboración para poder hacer una imitación casera de tan delicioso dulce cuando tenga que volver a España.