En estos 4 meses que ha durado mi beca sólo puedo decir ¡Gracias! Para aquellos que me han leído y para los que no pero han visto las fotos. Para quienes les ha servido mi información como ayuda. Voy a hacer una pequeña recapitulación de todo lo que he escrito para que lo tengáis concentrado en un sólo post.
Llegué a Bruselas con dos maletas cargadas de ropa, comida y entre otras cosas ilusión. Llevaba ya tiempo la residencia reservada así que no tuve problemas al llegar. Me dieron mi pequeño apartamento y deshice las maletas. Tras un día de organización, crearme la cuenta en el ING, comprarme una tarjeta SIM belga y otros, fui a mi universidad, la ULB. Mi campus, Solbosch es inmenso. No os asustéis el primer día ni temáis llegar tarde a las clases. Es algo normal. Fui viviendo experiencias en Bruselas: Los disfraces del Manekenn Pis, el día sin coches, el evento de bienvenida para los erasmus… Y fui conociendo lugares preciosos y maravillosos de la ciudad como el Ter Kamerenbos, el parque del cincuentenario, el atomium, la Rue royale con el palacio…
También pude disfrutar de una visita al “corazón” de Europa: el comité de las regiones. Una visita guiada por todo el edificio. Son visitas que se organizan de forma gratuita como en el Parlamento.
Bruselas es una ciudad que pese al tiempo atmosférico que tiene, disfrutan mucho de la calle. Por ello organizan mercados todos los días de la semana. Los que más he disfrutado han sido el mercado de midi y el de châtelain. El primero es como un mercado corriente y el segundo es una mezcla de mercado tradicional con punto de encuentro de jóvenes para tomar algo.
La verdad es que antes de llegar a Bruselas el chocolate no me gustaba pero es que el chocolate de aquí es diferente. Ahora me encanta. Es algo que no puedo evitar. Para mí, el mejor sitio dónde tomarlo no sólo por la calidad, si no también por el ambiente es en el café Le Cirio. Cuando regresé a Valencia por navidades echaba de menos los gofres del centro. Y sobre todo el olor de sus calles.
Entré como corresponsal erasmus por el proyecto que propuse en el vídeo. Era hacer un reto: comer o salir o visitar un museo por menos de una cantidad de dinero determinada. Así mi primera aventura fue comer por menos de 3 euros. La verdad es que me comí un gofre. No porque comer en Bruselas sea caro (que tal vez un poco más que en Valencia sí lo sea) si no porque me apetecía tomar un tentempié. Y ¿qué mejor que un gofre con chocolate negro para hacerlo? El segundo proyecto que hice fue preparar un plato típico, la verdad es que me salió muy rico. Preparé estofado de carne con cerveza. El último proyecto que hice fue visitar un museo por menos de 10 euros…¡y por fin vi el Atomium por dentro!
El frio fue llegando poco a poco a Bruselas. Aunque la realidad es que nunca fue una ciudad “caliente” que digamos. Desde que llegué tenía que llevar puesta la chaqueta. Pero la verdad, el frío acompaña ya que es una ciudad que está muy ambientada en el mundo de la navidad. Pusieron el árbol en la Grotemarkt, el mercadillo de navidad y el portal de belén. Todo fue precioso.
La ilusión que tenía era viajar a Disneyland Paris. Como Bruselas tiene una red de transporte público muy competente y tiene una situación geográfica tan buena no resultó ni difícil ni caro ir.
Lo que más temía eran los exámenes y aunque al principio lo veía lejano, no tardaron en llegar. Con sus reglas especiales: llevar el carnet de la universidad de forma obligatoria, salir sólo por unas puertas determinadas…Las notas todavía no las sé porque tardan un mes en aparecer normalmente, según me han dicho.
Así que ahora estoy esperando a los resultados para quedarme tranquila. ¡Eso sí! Sabed que aquí los resultados se cuentan sobre 20.
Ahora el relevo lo tomará mi compañero Javier. Aunque no lo parezca, no he contado ni la mitad de cosas de las que se puede hablar de Bruselas.
¡Gracias y hasta pronto!