¿Lo peor de independizarse? ¡Lavarse la ropa! Y la situación es aún peor si no dispones de lavadora y/o secadora en tu apartamento…
Si vives en una ciudad flamenca, tendrás la suerte de poder acudir a una variedad bastante grande de lavanderías, pero claro, ¿a cuál?
Cuando te mudas a una ciudad nueva lo mejor que puedes hacer es probar un poco todas las lavanderías de tu zona para así quedarte con la menos bulliciosa, la más espaciosa, la más barata…
Durante mis primeros dos meses aquí, me dediqué precisamente a eso, a ir cada semana a una lavandería diferente. Ahora, después de haber probado prácticamente todas las de mi zona estoy preparada para presentaros mi lavandería de confianza: Wassalon Belfort. Se encuentra en la calle Ezelstraat 51, una vía muy animada, con una gran variedad de supermercados (incluso ecológicos), tiendas de regalos, restaurantes e incluso cafeterías.
Yo suelo ir a pie si no voy muy cargada, pero si necesitas transporte justo delante hay una parada de autobús, lo que es realmente práctico, e incluso si vas en coche te va a resultar fácil encontrar aparcamiento delante del local. Este es el primer punto positivo.
Es una de las lavanderías más grandes de Brujas, ya que dispone de 9 lavadoras y 8 secadoras. Mientras que en otras lavanderías de la ciudad te expones a quedarte sin lavadora, aquí es prácticamente imposible, ya que normalmente el local está ocupado por dos o tres personas y siempre hay disponibilidad de lavadoras y secadoras.
En todas las lavanderías de Brujas el precio se asemeja bastante. En Wassalon Belfort por una lavadora normal te cobran 4,50€ (lavadora de 40 minutos) y por una secadora de treinta minutos 0,60€. He de decir que normalmente las lavanderías del centro de la ciudad suelen ser un poco más caras, y esta, pese a estar muy bien ubicada, conserva los precios de las de la periferia.
Por último, lo que me hizo coronarla como “la mejor” es la enorme mesa con sillas que ofrece. Esto me permite trabajar mientras la ropa se lava y se seca. En la mayoría de las lavanderías tienes que dejar la ropa lavarse, irte, volver para poner la secadora, irte de nuevo, y finalmente volver a recoger tus prendas secadas. Que Wassalon Belfort tenga un espacio para trabajar (e incluso una cafetera y comida) permite aprovechar mucho más el tiempo.
Mi truco: poner la lavadora, e ir a buscar un café en una de las cafeterías de la calle Ezelstraat. Luego me pongo a trabajar con mi café y cuando me doy cuenta ya tengo la ropa lavada y secada y el trabajo del día hecho.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.