Ha terminado febrero, hace justo un mes que aterricé en el Aeropuerto de Bruselas, con dos maletas enormes y un montón de miedo. Ante mí se abrían las puertas a un país desconocido, con un idioma nuevo y toda una cultura por descubrir.
Pero a pesar de todo, en el fondo de mi corazón se alojaban unas ganas infinitas de descubrir los mil lugares y vivencias que me deparaba el futuro.
Un mes después, me siento tremendamente feliz y orgullosa de haber comenzado esta aventura y poder recordar para siempre todas estas experiencias.
Si algo he aprendido estas semanas, es que no importa de donde vengas, a la hora de la verdad todos nos parecemos más de lo que creemos. Todos tenemos miedos, complejos, sueños, ilusiones, todos nos emocionamos, reímos y lloramos; y sobre todo, queremos sentirnos queridos y acompañados.
Hemos convivido juntos gente de Finlandia, Francia, México, Marruecos, Bélgica, España… nos hemos escuchado y respetado, hemos compartido nuestra cultura y forma de ver la vida, nos hemos apoyado y sobre todo, hemos aprendido muchísimo los unos de los otros.
Al fin y al cabo, todos hemos venido con las mismas ganas de disfrutar, viajar, visitar y descubrir…
Respecto a la vida en Bélgica, es verdad que viniendo de un país como España a uno le cuesta un poco acostumbrarse a no ver el sol tan a menudo, a ver tantos días el cielo cubierto de nubes y acabar más de una vez con la ropa empapada por la lluvia… Sin embargo, no es nada que no se pueda arreglar con un buen paraguas y un chubasquero.
La gente además está tan acostumbrada a que llueva, que la vida en las calles apenas cambia porque empiecen a caer unas cuantas gotas. Todo sigue su curso como de costumbre.
Respecto a la universidad, tengo que darles las gracias por habernos arropado tanto. Por ejemplo: con la semana de orientación, en la cual nos llevaron a un montón de sitios; preocupándose porque las clases nos fueran fáciles de seguir; llevándonos de excursión a museos y exposiciones; ayudándonos a alquilar una bici y estando siempre disponibles para atender nuestras dudas y peticiones.
En general la gente aquí es muy amable y atenta, no tienen ningún problema en hablar contigo en inglés y ayudarte en lo que necesites. Brujas además, es una ciudad que transmite seguridad y tranquilidad, puedes sentirte agusto tanto de fiesta, como en el transporte público, en las tiendas y los restaurantes…
Cada día que pasa me siento tan feliz de haber elegido un destino tan especial y acogedor… ¡Aunque aún me queden mil cosas por descubrir!
Os iré contando todas y cada una de ellas, no os preocupéis… ¡Un saludo y hasta la próxima!
Mi nombre es Luna, tengo 20 años y vivo en Madrid. En general soy una apasionada de la vida, de los viajes, el arte, la música, el baile, el surf, el mar, la escalada… todo lo que suponga una aventura para mí siempre será un SÍ.
Este semestre mi aventura comienza fuerte: me he mudado a Brujas ¡La ciudad de ensueño! Y aunque apenas lleve aquí una semana, os puedo asegurar que así es. Todas las calles están bañadas de un aura especial, casi mágica.
Recuerdo una de las primeras noches aquí, entre las vacaciones y la lluvia las calles estaban vacías. Paseando a la luz de las farolas, sentí como si me transportara a otra era… Los suelos empedrados, el musgo creciendo por las paredes de una gran iglesia gótica, cuyas vidrieras relucían con luz propia. Todo parecía salido de un precioso y enigmático cuento medieval.
2 comentarios
Cómo has organizado la elección de tu alojamiento? Es difícil cuando vas el segundo cuatrimestre? Gracias.
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