“¿Cómo será mi vida en el Erasmus?” Creo que esta es la pregunta que más se repetía en mi cabeza los meses anteriores a venir a vivir a Bélgica… ¿Cómo será mi universidad? ¿Mi casa? ¿Haré amigos?.. Miles de incógnitas rondaban mi mente… ahora, cada día que pasa, voy resolviendo cada una de ellas con respuestas que jamás imaginé.
Así que por si os ayuda un poquito a estar más tranquilos, vengo a contaros cual es mi día a día aquí, en la ciudad de Brujas, estando de Erasmus…
Cada día de la semana tengo un horario distinto, aunque son poquitas horas de clase y normalmente por la mañana. Suelo levantarme, desayunar y coger la bici hasta mi universidad,Howest, cuyo campus está al lado de la estación.
Las clases suelen acabar sobre las doce y media, estoy intentando acostumbrarme al horario de aquí, así que a esa hora intento bajar a la cafetería a por un bocata para comer. Después del almuerzo a veces tenemos alguna clase, sino solemos ir a la biblioteca a terminar algún trabajo. Las clases aquí son muy prácticas, la teoría es sencilla pero hay que entregar proyectos casi todas las semanas.
Por la tarde nos gusta mucho ir al centro a dar un paseo, mirar las tiendas y disfrutar de algún que otro delicioso gofre… En realidad cada día aquí es diferente, siempre hay mil planes que hacer y sitios por descubrir… Por eso para que entendáis un poquito mejor cual es mi día a día os dejo por aquí un video “veinticuatro horas conmigo”.
¡Espero que os guste!
Mi nombre es Luna, tengo 20 años y vivo en Madrid. En general soy una apasionada de la vida, de los viajes, el arte, la música, el baile, el surf, el mar, la escalada… todo lo que suponga una aventura para mí siempre será un SÍ.
Este semestre mi aventura comienza fuerte: me he mudado a Brujas ¡La ciudad de ensueño! Y aunque apenas lleve aquí una semana, os puedo asegurar que así es. Todas las calles están bañadas de un aura especial, casi mágica.
Recuerdo una de las primeras noches aquí, entre las vacaciones y la lluvia las calles estaban vacías. Paseando a la luz de las farolas, sentí como si me transportara a otra era… Los suelos empedrados, el musgo creciendo por las paredes de una gran iglesia gótica, cuyas vidrieras relucían con luz propia. Todo parecía salido de un precioso y enigmático cuento medieval.