Cuando llegué a Bélgica, pensé que adaptarme sería relativamente fácil. Al fin y al cabo, es Europa, y aunque cada país tiene sus peculiaridades, no esperaba grandes sorpresas, pero estaba muy equivocada. Desde el primer día me topé con una serie de diferencias culturales. Aquí te comparto algunos de estos choques culturales para que no te pasen a ti a tu llegada al erasmus:
- El sistema de basura: Si creías que separar el plástico, vidrio y papel era suficiente, Bélgica te sorprenderá. Aquí cada tipo de basura tiene bolsas específicas (que, por cierto, hay que comprar y son bastante caras). Hay bolsas para cada tipo de residuo. En vez de ir a un contenedor, hay que dejar la bolsa de basura en la puerta de tu casa una vez a la semana, lo que a veces provoca malos olores.
- El clima impredecible: Sabía que en Bélgica llovía bastante más que en el sur de España, pero no estaba preparada para que el clima cambiara en cuestión de minutos. Puede amanecer soleado, llover al mediodía, despejarse por la tarde y volver a llover por la noche. Salir sin un paraguas es jugársela, pero a la vez, tampoco sirve de mucho abrirlo el 99% de veces, ya que con el viento, es probable que se te rompa.
- El horario de las tiendas: En muchos países, estamos acostumbrados a que los supermercados y tiendas estén abiertos hasta tarde e incluso los domingos. En Bélgica, la mayoría cierran alrededor de las 18:00 o 19:00, y los domingos es casi imposible encontrar algo abierto. Esto fue un poco frustrante los primeros dias de mi erasmus, ya que necesitaba comprar cosas para la casa y muchos días las tiendas cerraban antes de que yo saliera de clase.
- Las bicicletas: Aunque muchas ciudades europeas son amigables con las bicicletas, en Bélgica es casi un estilo de vida. Hay carriles bici por todas partes y la bicicleta es un medio de transporte prioritario. Aunque ahora me encante, es cierto que al principio no estaba acostumbrada a tener que tener tanto cuidado por las calles, y he de decir que más de una vez estuve apunto de ser atropellada por una bici
- El multilingüismo: Bélgica tiene tres idiomas oficiales: neerlandés, francés y alemán. Dependiendo de la región en la que estés, te encontrarás con uno u otro. En Bruselas, por ejemplo, el francés y el neerlandés conviven, pero Flandes es completamente neerlandés. Además es probable que no te quieran responder si hablas en francés en esta región, por lo que siempre es mejor idea hablarles en inglés. No obstante, me sorprende la facilidad que parece tener la gente aquí para hablar más de un idioma, y no es solo que prácticamente todo el mundo hable inglés, incluso personas mayores, sino que muchos de ellos hablan también francés casi a la perfección porque tengan familia en el sur de Bélgica o por haberlo estudiado en el instituto.
- Pagar por usar el baño: No lo había visto nunca antes, aunque ahora sí que es cierto que lo he visto en alguna que otra ciudad, como Ámsterdam. Aunque no es un precio muy alto (suele ser 1 euro), en su momento me horrorizó, Como tip: en el aeropuerto de Charleroi, antes de pasar el control de seguridad todos los baños son de pago, pero una vez pasas el control, son gratis, así que cuando vayas a coger un vuelo tenlo en cuenta y ve tras pasar el control, así te ahorrarás pagar
Estos fueron los choques que sufrí al llegar a Bélgica, si que es cierto que temas como el clima podría esperarlo, pero otros como los baños me dejaron alucinando al verlo. A pesar de todo, adaptarse a una nueva cultura es parte del proceso de vivir en el extranjero, y hay que aprender a convivir con estas cosas.
Espero que esta lista te haya servido para que tomes nota de qué esperar cuando llegues a Bélgica 🙂

¡Hola! Soy Lucía Cotán Fernández, estudiante de traducción e interpretación en la UPO, aunque ahora estoy de Erasmus en Amberes, estudiando en la KU Leuven. Tengo 21 años y desde siempre me ha apasionado el arte y viajar. En este blog compartiré mis experiencias y curiosidades sobre Flandes, una región con una historia fascinante que descubriremos juntos. ¿Nos leemos?