Antes de ir a algún país o lugar nuevo, normalmente hacemos una lista mental de lo que queremos ver, hacer y probar. Mis principios en Bélgica fueron engañosos, porque al tener “tanto tiempo” (no como en viajes de turismo), no tuve prisa por tachar cosas de mi lista. Así, pasaron los días y las semanas y un mes, y yo todavía no había visto otras ciudades de Flandes más allá de Bruselas, y en Bruselas me faltaban barrios y monumentos por visitar. Aun así, las moules frites eran mi gran asunto pendiente. Pese a que los bares del centro tienen anuncios y ofertas para recordarte que debes comerlas, aún no había visto el momento. Así que el fin de semana pasado, decidí por fin probarlas.
Ya os hablé del restaurante en otro artículo, Grimbergen Café. En la carta, ofrecían la variedad normal, las acompañadas con vino blanco, las “provenzales” y las bañadas en crema de ajo. De los tipos clásicos, solo faltaban las moules con cerveza. Así, yo, como era mi primera vez, las pedí al natural. Los mejillones vienen servidos en una pequeña olla humeante, donde caben más de los que parece. Truco para el final de la comida: siempre quedan más escondidos en el fondo 😉
Por supuesto, tienen caldo también, este era parecido a alguno que se prepara por Valencia para acompañar a las clochinas. Agua y limón como base, con sabor intenso de fondo a cebolla, apio, puerro y toques de pimienta. La base se elabora también con mantequilla, pero no es tan perceptible. Así, resulta más gustoso por la intensidad de las verduras de fondo, incluso pica un poco si tomas varias cucharadas seguidas, pero desde luego fue lo que más me gustó. De los mejillones puedo decir que no se diferencian demasiado de la clochina valenciana, porque no son excesivamente grandes.
Aun así, el plato no estaría completo sin las patatas. Pese a que el estilo de doble fritura belga en aceite de grasa de vaca no me acabó de convencer la primera vez, es cierto que combinan mejor con las moules.
En conjunto, me sorprendió porque me gustaron más de lo que esperaba, y probablemente me anime a probar alguna variedad más cuando vengan más visitas (que también os dirán de pedirlas con ellos, seguro). Eso sí, no me pediría una ración entera para mí, prefiero compartirlas y alternar con otras tapas.
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.