Si tenéis pensado viajar a Brujas en coche este post os va a venir como anillo al dedo.
¿Es posible desplazarse por Brujas en coche? Sí, es posible. Podéis entrar incluso en el casco antiguo con él, pero no os lo aconsejo. Lo mejor si venís en coche es aparcarlo en un sitio gratuito y desplazaros a pie o en bicicleta, ya que no es una ciudad muy grande.
¿Dónde se puede aparcar?
Si queréis aparcar de forma gratuita, la mejor opción es aparcar justo fuera del centro histórico, allí encontraréis muchos aparcamientos. Varios se encuentran a poca distancia a pie del centro.
Otra opción es aparcar el coche alrededor del centro histórico. En esta zona, el ayuntamiento ha implementado una “zona azul”, muy diferente de la que tenemos en España. En estos párquines tendréis acceso a aparcamiento gratuito durante un tiempo limitado de cuatro horas (entre las 9:00 h y las 18:00 h). Eso sí, no os podéis olvidar de colocar el disco de estacionamiento una vez validado con la correspondiente máquina donde debe figurar la hora impresa. Los discos se pueden conseguir en bancos, tiendas cercanas o en las máquinas automáticas de la zona de aparcamiento.
Para aquellos que prefieran aparcar en el corazón de Brujas, también es posible. La mejor opción es elegir uno de los aparcamientos de pago con horario ilimitado: Centrum Zand (a diez minutos a pie del Markt) y Centrum Station (a quince minutos a pie del Markt).
También es posible aparcar en las calles del centro histórico durante un tiempo máximo de cuatro horas (entre las 9:00 h y las 20:00). En este caso las tarifas son:
- 2€ la primera hora
- 5€ por dos horas
- 9€ por tres horas
- 14€ en total por cuatro horas
Ahora que ya sabéis donde dejar el coche… ¡A mover las piernas y a ver mundo!
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.