Cuando me mandaron a esta ciudad (mentira, que la elegí yo porque me apasiona), fue con un objetivo en mente: hablar de la cultura y la gastronomía belgas. De la cultura ya hemos estado hablando, así que pasemos a la comida, que eso siempre gusta. Hoy os hablo de algo típicamente belga. Bélgica, y por ende Bruselas, es un país muy multicultural, puede ir por la calle y encontrarás establecimientos de muy distinto origen. Hoy visitamos uno que, los entendidos en la materia, consideran que es muy bueno: La Medina, en la zona de la Avenue de la Courounne, en Ixelles.
Está especializado en comida marroquí, y os sorprenderá. No es tan caro como otros restaurantes del mismo estilo, y es realmente bueno. Está especializado en couscous y tamir (un recipiente parecido a una cazuela con una tapadera en forma de cono y sirve para cocinar guisos en él). El trato que te ofrecen es bueno, aunque un poco frío (yo creo que es por culpa del Ramadán, pero el caso es que el camarero no nos atendía hasta que le insistíamos).
La comida estaba genial, realmente buena. Solo pudimos probar los tamir (el dinero no es infinito), pero realmente fue una magnífica opción. Además de que los postres también son típicos del país y se me hacía la boca agua al verlos (aunque me fui directo al té, una de mis pasiones).
El restaurante está muy bien ubicado dentro de Ixelles, cerca del museo de la ciudad. Lo único es que si vamos desde el centro de Bruselas puede ser perfectamente una hora de paseo, aunque por el camino veremos el Parque Real, el Palacio de los Reyes de Bélgica y un poco del Barrio Europeo. Así que si queréis probar algo diferente, no lo dudéis y visitar uno de los locales más bonitos que podéis ver en la ciudad.