Si buscamos una vestimenta de encaje refinado el mejor sitio donde encontrarla es en Brujas, lugar en el que allá por el siglo XV se cultivó el arte del encaje como en ningún otro sitio y aun se puede apreciar que esta técnica forma parte de la tradición cultural de la ciudad. Una de las cosas que más llaman la atención de Brujas cuando paseamos por sus calles es la cantidad de tiendas de chocolate y de encaje que hay, rara es la calle en la que paseemos más de 5 minutos y no veamos una tienda donde comprar chocolates o prendas de encaje.
Pero de todas las tiendas que hay, el mejor lugar donde comprar un buen encaje es el Museo del Encaje, que se encuentra en la calle Peperstraat justo al lado de la iglesia de Jerusalén. El precio por visitar el museo es de 1,5 euros un precio simbólico teniendo en cuenta que podemos visitar el museo, las demostraciones y la iglesia de Jerusalén. Dentro podemos observar algunas piezas del siglo XVIII y de mayor antigüedad que fueron tejidas cuando la ciudad era una de las más importantes en lo que al comercio textil se refiere. El lugar donde se ubican estas piezas son casas de la caridad donde hasta hace 50 años vivían encajeras. Aquí podemos ver algunas de las piezas que se encuentran en el museo: A partir de las 2 podemos ver las demostraciones en directo donde jóvenes y no tan jóvenes aprenden la técnica del encaje. A parte, tenemos la posibilidad de comprar algunas de las piezas que se realizan en este taller con unos precios que varían entre los 9 y los 30 euros. Yo tuve la mala suerte de ir por la mañana, así que no pude ver como se realizan los encajes en directo. Pero tras ver el museo fui a echar un ojo a la iglesia de Jerusalén, una iglesia del siglo XV que aún pertenece a los descendientes de la familia Adornes que se establecieron en Brujas. De hecho en el centro de la iglesia nos encontramos con las tumbas de Anselmo Adornes y su esposa Vander de Banca. El día era lluvioso y no había nadie en la iglesia ni en el museo, así que el ambiente que había dentro de la iglesia era un poco tétrico, con un silencio total y una luz bastante tenue podría ser la candidata perfecta para una película de miedo o suspense (yo por si acaso dejé la puerta abierta… 😛 ) Si queréis llevaros un recuerdo de Brujas que os dure para toda la vida ya sabéis, una pieza de encaje es la mejor opción (ya que el chocolate y la cerveza no creo que duren mucho).