Llegas al aeropuerto, coges el baúl de veinte kilos y dos gramos justos en el que has tenido que condensar toda tu vida, y sales a la calle. Mientras te intentas calmar rememorando en qué bolsillo de la mochila dejaste el pasaporte, sientes los típicos nervios de campamento: «¿a quién conoceré?, ¿cómo será?, ¿cómo voy a sobrevivir si solamente sé hacer ensaladas y sándwiches?». Lo dicho, casi igual que un campamento. Solamente que esto no es verdad, porque Erasmus es simplemente diferente, y un Erasmus en Flandes, aún más.
Como todos hemos sentido mucha incertidumbre antes de viajar al extranjero o de conocer gente nueva por primera vez, hoy os traigo 5 razones por las que sentir nervios al hacer el Erasmus en Bruselas, pero solo nervios de los buenos.
1. Manos frías, corazón caliente
Si se dice que los países del norte son de trato frío, eso no es Bélgica. Vayas a donde vayas y preguntes a quien preguntes, todo el mundo te responderá con una sonrisa, y harán todo lo posible por entenderte a la perfección. Os puedo poner un ejemplo de lo que me pasó justamente ayer en el supermercado: no era capaz de encontrar una lata de atún, así que pregunté a una señora que tenía al lado. Ella tampoco lo sabía, pero no quiso dejarme hasta que lo encontrase, así que fuimos comprobando juntas pasillo a pasillo hasta que el atún perdido apareció.
Lo mejor de todo es que es posible sentir esa familiaridad incluso antes de pisar suelo belga. En mi caso, ese pequeño respiro me lo dio la Erasmus Student Network (ESN) de mi universidad (Université Saint-Louis – Bruxelles). Se trata de un grupo de estudiantes que se encarga de organizar eventos para todos los Erasmus, y así integrarlos en el ambiente universitario. Cada universidad tiene su ESN, y aquí podéis encontrar los links de todos los grupos que hay en Bélgica, dividido por zonas.
2. ¿Cómo se dice «hola» en tu idioma?
No es un mito, Bruselas es la capital de Europa, la capital de las capitales. Es simplemente pisar la residencia y sentir que estás haciendo el Erasmus en muchísimos países diferentes. Y eso hace que tu mente parezca abrirse un poquito más con cada palabra y acento nuevos. Ya puedo adelantaros que para fin de enero, espero poder compartir con vosotros muchas palabras y expresiones aleatorias en francés, flamenco, italiano, alemán, polaco…
¿Sabíais que los belgas saben si eres francés o no dependiendo de cómo saludes? Si eres de Bélgica, se da un solo beso en la mejilla; pero si eres de Francia, normalmente más de dos. ¡Y no intentes darle dos besos a un alemán que acabas de conocer porque lo más probable es que se aparte!
Bruselas es la ciudad de la multiculturalidad, así que aquí cada conversación significa algo nuevo aprendido.
3. Un poco más de salsa, por favor
La comida de Bélgica no necesita introducción, porque es un arte en sí misma: gofres, gominolas, patatas fritas, cerveza, chocolate… ¡No hay excusa para probar alguna de estas delicias belgas! Entre otras cosas, porque hay muchísimas zonas verdes por las que salir a correr o hacer ejercicio para asentar bien la comida.
Pese a todo, puedo aseguraros que ni siquiera es posible sentirse culpable por tomarse esa última patata frita, porque sería algo muy parecido a un delito dejársela.
4. ¡Espera! ¿Has visto eso?
Ponte las lentillas o las gafas y guarda los auriculares porque salir a pasear por Bruselas es algo muy parecido a la caza del tesoro: cualquier calle de la ciudad, pequeña o grande, es susceptible de ser un rincón de arte. Será imposible andar rápido sin girarte para volver a ver ese edificio, ese mural o esas vistas.
5. Tímido o extrovertido, este es tu sitio
Una de las grandes preguntas que nos llegan a la mente mientras estamos en el avión hacia nuestro destino Erasmus es: ¿encontraré amigos? Bien, mi respuesta es: sí, incluso si no eres de los que les gusta empezar la conversación.
Tengo pensado hacer un post más largo hablando de la pequeña familia en forma de residencia en la que estoy alojada, Ommegang. Sin embargo, sí puedo decir que nada más llegar, antes incluso de abrir la maleta, varios estudiantes llamaron a mi puerta y, de repente, tenía planes para los tres días siguientes. Y es que Erasmus es así, Flandes es así: aprender, conocer y disfrutar. Por eso Bruselas se presta a ser destino Erasmus, porque es irse al extranjero, pero con sensación de casa.
Estas son solo algunas de las razones, pero si queréis descubrir más durante estos meses, ¡seguidme en esta experiencia!
¡Buen fin de semana!
Me llamo Marina Carrasco Valero, estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual, y este primer cuatrimestre voy a ser vuestra corresponsal Erasmus en Bruselas. Durante los próximos cinco meses, voy a ser la pequeña puerta que os lleve a tocar, paladear, ver (aunque con un poco de miopía), oler y oír Bruselas. Juntos vamos a descubrir sus secretos, exhibiciones, conciertos, festivales…