Cuando hablo con alguien acerca del museo del diamante de Amberes, aquellos que no han ido creen que exclusivamente hay joyas. Pero no, hay mucho más. El museo cuenta exactamente con seis salas:
- La sala de las maravillas, que trata sobre artículos de lujo exóticos del pasado como cocos, conchas o corales.
- La sala del atelier presenta la orfebrería, detallando las técnicas de corte y tallado de diamantes.
- En la cámara del comercio internacional se presenta un recorrido histórico sobre las rutas comerciales de Amberes.
- En la sala comedor se puede muestran objetos de la vida cotidiana, especialmente cubertería.
- En la sala de bóvedas se muestra la actualidad del diamante, sobre todo, en lo a lo que la falsificación concierne.
- Por último, en el boudoir es donde se encuentran las joyas más preciadas.
En este post os voy a presentar la sala comedor, ya que es de la que menos se suele hablar y la que menos te esperas encontrar en la visita al museo. La sala está decorada como si realmente se tratase de un comedor del siglo XVIII, con candelabros colgando del techo, las puertas con grandes cristaleras y los decorados marmoleados.
Durante toda la historia, y hasta hace muy poco, una mesa adornada con una vajilla de plata se ha considerado un símbolo de alto estatus. En centro de la mesa central de la sala se encuentra una lujosa sopera que fue realizada en 1782 por un importante y talentoso platero de Malinas. Con decoraciones en plata, plata dorada y bronce, es una de las piezas más relevantes del museo.
Como todo el mundo sabe, las palabras belga y cerveza siempre han ido de la mano. Las jarras de cerveza en Bélgica solían estar hechas de cerámica, porcelana, vidrio o estaño. Sin embargo, una jarra de plata es algo muy extraño; bien, pues en el museo encontráis una, y además, con muchísimos detalles tallados. Como podéis imaginar, pertenecía a alguien con alto poder adquisitivo.
Otra de las cosas que, evidentemente, no podían faltar son la cubertería y la vajilla. La sala está repleta de todo tipo de tenedores, cucharas, copas, cuchillos y espátulas en plata, cobre y plata dorada.
Además, en el siglo XVIII, todas las casas se iluminaban con velas. Por tanto, que haya posa-velas no es nada sorprendente.
Hasta aquí este post. Espero que si visitáis ahora el museo, os paréis más detenidamente en esta sala y escuchéis las historias que cuentan a través de las pantallas.
Hasta pronto, os dejo aquí abajo dos imágenes más, ¡de regalo!
Soy Soledad Mínguez y vengo de un pequeño pueblo en Castilla La Mancha, aunque he estudiado en Valencia; una ciudad bastante acogedora, verde y bonita, por cierto. Actualmente, me encuentro cursando mi último año de Máster en Ingeniería Aeronáutica de la Universitat Politècnica de València y gracias al programa Erasmus puedo disfrutar de este año en Bruselas.
Bruselas goza de una mala fama inmerecida: es aclamada por muchos turistas como ciudad sucia, fea, con poca vida nocturna y escasa oferta cultural. Llevo en la ciudad ya cinco meses y estoy aquí para demostraros lo contrario, es un lugar que tiene mucho que ofrecer. Pero no sólo hablaremos aquí sobre Bruselas, sino de toda la región de Flandes.
Durante los próximos meses compartiré con vosotros todas mis aventuras y aquellas cositas que he ido descubriendo. Mi principal objetivo es transportaros a la cultura flamenca, y ojalá, animaros a visitar esta maravillosa región. Juntos descubriremos la gastronomía típica de la región de Flandes, os conseguiré los mejores truquitos y compartiré las recetas, para que vosotros también podáis degustarlas aun estando tan lejos. ¡Pero no todo queda ahí!, también conoceremos a artistas y estilistas belgas, adentrándonos en el mundo de la moda flamenca y su historia.