Por si todavía no os habíais dado cuenta, esta ciudad es un hervidero de eventos. Cada día, paseando, te encuentras que en la calle que habitualmente frecuentas para ir al supermercado, hay unas nuevas obras. Esto a veces es algo molesto, pero cuando al día siguiente allí aparece una nueva estatua o construcción, un nuevo mercado, o distintos estandartes para un evento, definitivamente se nos olvida la molestia y solo puedes que disfrutar esta ruptura de la monotonía (aunque en Amberes esta palabra, más bien no existe).
Esto mismo me ocurrió a mi, un día normal de camino al supermercado, cuando de repente me encuentro una auténtica oda a la niñez. En medio de la ciudad, pero como si de un pueblo se tratase, de pronto una auténtica feria ambulante aparece ante mi.
Dicen, que para ser felices, siempre tenemos que guardar un poco de niñez dentro, y rescatarla de vez en cuando… ¿Qué mejor manera que parándonos a probar suerte en tiro a los dardos de la tómbola? Seguro que alguno que otro se sorprende llevándose un gran peluche a casa.
¿Qué me decís de la puntería que tenéis con la escopeta? y ya sin decir nada, de montar en las atracciones para revivir esa adrenalina, esos 10 minutos de opresión en el pecho cuando montas en el balancín y te quedas sin aliento.
Por si con tanta vuelta, a alguno se le revolvió el estómago, qué mejor para asentarlo que unos buenos churros con azúcar. Mmmm, solo el dulce olor ya te transporta años atrás.
Todo esto y mucho más, en la animada plaza de: Sint-Jansplein, 2060 Antwerpen.
A cerca de esta plaza, si os pasáis, seguro que a más de uno le llama la atención la estrambótica escultura de un planeador hombre vestido de amarillo. Este “hombre volante” venido del futuro, es una obra de “Panamarenko” , nombre artístico de Henri Van Herwegen, un famoso artista belga cuya obsesión es la aeronáutica y el vuelo… ¡Quién sabe si es una representación del futuro!