Mechelen, en castellano correcto Malinas, es una ciudad de la provincia de Amberes, en la región de Flandes. Además de ser una ciudad bonita de ver y tranquila (ya que solamente tiene 80.176 habitantes), esta localidad cuenta con diversas curiosidades bastante interesantes.
En el siglo XVI, Malinas fue durante un breve periodo de tiempo la capital de los Países Bajos. Fueron pasando los años, y en el año 1835 se inauguró en esta misma ciudad el primer ferrocarril de la Europa Occidental. Por este mismo motivo, la ciudad fue durante muchos años el centro de la red ferroviaria belga.
Hoy, Malinas tiene una vida cultural muy rica y es célebre por su escuela de carrillón (“Beiaardschool”), única en el mundo, es la sede de la Arquidiócesis de Malinas-Bruselas (la única arquidiócesis católica en Bélgica), y además de tener el neerlandés como idioma oficial, también se habla un dialecto propio. Como veis, parece una ciudad pequeña, pero nada más lejos de la realidad.
Por otra parte, sus calles tranquilas y su característico arte callejero hacen que Malinas sea un muy buen destino para pasear, visitar monumentos e ir a tomar algo en alguna de sus pintorescas terrazas. Un punto positivo es que, al ser una ciudad poco frecuentada por los turistas, los precios de los bares y restaurantes no suelen ser muy altos.
Así que si quieres pasear por un bonito paisaje, comer bien y barato, y sorprenderte con las mil y una curiosidades que Malinas tiene que ofrecer… ¡Nos vemos en Mechelen!
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.