¡Hola! Me parece mentira estar escribiendo mi último post para Erasmus en Flandes. Termina el mes de agosto y con este uno de los mejores veranos de mi vida. Cuando cogí un avión para Bruselas a finales de junio pensé que echaría mucho de menos a mi familia y extrañaría las vacaciones en Rota, mi playa de siempre en la provincia de Cádiz. No puedo decir que no he pensado en ello, pero me he sentido enormemente feliz e ilusionada de vivir esta oportunidad, volver a Gante, mi ciudad de Erasmus, y reencontrarme con muchos de mis amigos.
Cuando salimos de España, aunque siempre tenemos la mente en casa, nuevos paisajes, olores, sabores y sentimientos nos invaden y van poco a poco conquistándonos hasta abrirse un hueco en nuestro corazón. De esta manera, Flandes ha pasado a formar parte de mí. Si hace dos años me hubieran dicho que iba a encontrar mi segunda casa en Gante, habría pensado que era una locura. Entonces no tenía el valor ni la confianza en mí misma para irme sola al extranjero. Pero después de siete meses viviendo aquí, lo difícil no es acostumbrarme a esta ciudad, sino marcharme de ella.
Ahora paseo por el centro y no puedo evitar emocionarme al contemplar los lugares que en su momento veía por primera vez y ahora veo por última (o al menos por última vez en algún tiempo). Esos lugares han sido testigos de la persona que era cuando llegué y la que soy ahora que me marcho. Me han visto crecer, evolucionar, superarme, reír, llorar, enamorarme…
Una parte de mí no quiere volver a casa. Esa parte se ha acostumbrado a la lluvia. Sueña con pasear en barco por los canales, con hacer un picnic de vino rosé y fresas sobre el césped, con recorrer la costa conduciendo una camper, comprar flores los domingos, hornear tartas de queso, brownies y spéculoos, cambiar el sonido de mis pasos por el de las ruedas de una bicicleta, ver caer la noche sentada junto al río en Korenmarkt, abrir una cerveza y no percibir el paso del tiempo…
Ojalá no sea un «adiós», sino un «hasta luego». Cuando pienso en el mañana, sé que tengo un plan de vida, pero nunca sabemos de qué manera van a alterarse los esquemas que hacemos con la esperanza inútil de poder controlar el futuro. No obstante, si la vida me lleva a regresar a Gante algún día, no lo vería como un fallo en mis esquemas, sino como una magnífica invitación para rememorar mis mejores meses, conectar conmigo misma y enamorarme una y otra vez de esta hermosa ciudad.
Muchas gracias a Erasmus en Flandes por haber hecho posible estos dos meses escribiendo para este blog. Muchas gracias por fijarse en mí, darme esta oportunidad, ayudarme en todo el proceso y estar siempre atentos a mis mensajes.
Gracias también a ti, lector. Estos textos se escriben por y para ti. Tanto mis compañeros como yo esperamos que nuestros artículos te sean útiles y te sirvan para aprovechar al máximo tus días en Flandes. Espero que Bélgica te haga disfrutar tanto como a mí y como a todos los que hemos tenido la suerte de vivir un erasmus en este país.
Un último abrazo,
María.
Soy una estudiante sevillana de la Universidad de Sevilla. Estudio la carrera de Filología Hispánica.
Me encuentro actualmente realizando un Erasmus en Gante durante el primer semestre. Volveré a la ciudad en julio para la realización de unas prácticas extracurriculares en el centro de idiomas de la Universidad. Mis pasiones son viajar y escribir. Estoy disfrutando mucho de mi estancia en Flandes.