Sólo ocurre una vez al año, cuando varios artistas de la ciudad hacen jornada de puertas abiertas en sus talleres para que libremente todo el mundo pueda disfrutar de las obras y trabajos que ahí llevan a cabo. Es lo que se llama el Open Ateliers, que tuvo lugar ayer y dura hasta hoy.
Durante estos dos días, los artistas se encuentran desde las 12h en sus talleres expuestos a las preguntas de todo aquel curioso que se acerque con objeciones, y a partir de las 18h el programa se aleja un poco más de las artes plásticas para pasarse al bando de performances, live visuals y dj’s.
Aunque el meetingpoint es Lindenlei 38, donde está el edificio principal con varios de los talleres de los artistas que se ofrecen a mostrar sus obras, las muestras están dispersas por toda la ciudad, en concreto en Infermerie (Lange Violettestraat 237), Begga Convent (Lange Violettestraat 239), Convent Huyshove (Lange Violettestraat 231), Leopoldskazerne Blok E (Kattenberg 4), en Sophie Van Akenstraat 11 y en Wolterslaan 50, además de otros lugares pero que ya se encuentran o fuera de Gante o muy retirados del centro.
Sin embargo, la distancia no es excusa para no visitarlo todo, pues en Lindenlei puedes provisionarte con un mapa de la ciudad y coger prestada una de las bicis que tienen disponibles para que la gente las coja libremente, siempre y cuando luego se traigan de vuelta.
El edificio que yo visité (el del meetingpoint, o punto de encuentro) es, según uno de los artistas que habían presentes, un edificio a punto de demolición pero, al parecer, que tenga su historia es el motivo que retrasa su derrumbe. Pese a ser antiguo y un tanto escabroso en algunas zonas, los talleres son amplios y con grandes ventanales por los cuales entra una gran cantidad de luz.
Pero conseguir establecer su taller ahí lleva su tiempo. Primero se han de suscribir y quizás tengan que esperar 2 años hasta recibir la noticia de que tienen un lugar para ellos. Una vez lo consiguen, el alquiler les sale muy rentable, y es casi como una segunda casa (en uno de los talleres incluso había una cama), pues allí pasan sus horas en compañía retroalimentándose unos a otros en busca de una nueva inspiración.
Si te interesa el arte y buscas algo nuevo, ésta es una gran oportunidad para descubrir nuevos talentos locales y además en contacto directo con el creador. Si eres un gran entendido en técnicas, puedes llegar a trabar una larga conversación, pero si no lo eres, verás cosas que te llamarán la atención y no podrás evitar preguntar cómo está hecho o el porqué.
Los Ateliers, como un museo, pero mucho más vivo.
Soy Cristina López, estudiante de último año de psicología en Barcelona y ahora corresponsal de Gante, mi ciudad destino de Erasmus. ¿Mis primeras impresiones de Gante?
Han habido muchísimas cosas aquí que me han llamado la atención, como que en ocasiones un agua te salga más cara que una cerveza, que en las terrazas de algunos restaurantes te pongan mantas por si hace frío, que en todos los lavabos haya papel (incluso en los lavabos portátiles que ponen en los festivales), que a veces tengas que pagar para ir, que duerman con almohadas cuadradas, que sólo se den un beso en la mejilla al saludarse, o su predilección por el picante, ya sea poniéndose pimienta en la sopa o tabasco en los spaghetti.
Gante es una ciudad que combina tradición y progreso. Hoy en día es considerada una ciudad de estudiantes, hay alrededor de 45000, así que eso significa que, además de su belleza y su aire medieval con multitud de construcciones y calles que visitar y recorrer, es una ciudad joven y activa, constantemente en movimiento. Siempre encuentras algo que hacer, algún evento, festival o exposición que te pueda ser de interés.
A lo largo de mi actividad en este blog os iré mostrando todo lo interesante y curioso que viva durante mi estancia Erasmus, de momento espero que esta pequeña introducción os haya picado la curiosidad para seguir visitándonos y, quién sabe, ¡quizás veniros! Así que por si eso sucede, mi primer consejo es que os alquiléis una bicicleta, no es una ciudad muy grande y se puede recorrer a pie fácilmente, ¡pero no hay nada mejor que sentirse un auténtico belga! Y mi primera advertencia si vais en bici es que tengáis mucho cuidado con las vías del tranvía, ¡y más si llueve!