Una de las curiosidades que ofrece Amberes y no os podéis perder en una visita en la ciudad es vivir la experiencia única de pasar por debajo del río Escalda. Un túnel excavado 31 metros bajo tierra permite unir las dos orillas del río desde 1933, es el Tunel de Santa Ana o como se conoce en Amberes popularmente, el Voetgangerstunnel (túnel peatonal). Y es que este largo túnel de casi 600 metros (no se ve la salida cuando comienzas a andar) solo es accesible a peatones y bicicletas.
Para bajar hasta las profundidades puedes optar por el ascensor, pero es mejor viajar atrás en el tiempo bajando en sus escaleras mecánicas de madera, las originales de cuando se construyó. Esta proeza técnica fue necesaria con el desarrollo urbanístico de la margen izquierda del río a partir de 1900, el llamado ahora barrio de Linkeroever. Antes para atravesar el río había que esperar a un transbordador que te llevase a la otra orilla. La situación era incómoda y un puente no era viable ya que entorpecería la circulación de los numerosos barcos de mercancías. La solución fue arriesgada pero resultó práctica y original, hoy reconocida como monumento protegido.
En estos días de calor, es agradable pasear fresquito por las profundidades, imaginándote las toneladas de agua que fluyen sobre tu cabeza. Unos azulejos te van indicando los metros recorridos, para no desesperar en un túnel que no parece tener fin.
Se accede por Sint-Jansvliet (a 4 minutos del Grote Markt), y en unos minutos apareces al otro lado, en una zona de jardines perfecta para pasear y admirar la panorámica del casco histórico marcada por la alta torre de la catedral. Siguiendo hacia el norte está la playa de Sint-Anneke, donde muchos amberinos veraneaban antes de que se popularizase el irse de vacaciones a lugares más exóticos. Aun hoy sigue siendo el lugar preferido de los habitantes para comer mejillones y tomar el sol, un lugar imprescindible para disfrutar de Amberes como un habitante más.