Desde que empecé la carrera, hace ya dos años, no veía el momento de irme de Erasmus. Como yo, muchos de vosotros habréis oído a compañeros hablar maravillas de la experiencia Erasmus, pero cuando llega la hora de escoger un destino, la duda invade a todo el mundo. A menudo son muchas las opciones que se nos dan, se abre ante nosotros todo un mundo de posibilidades ante el cual es difícil escoger: todos los destinos parecen tentadores. A continuación relataré qué me llevo a mí a escoger la región de Flandes, en este caso Gante, como destino Erasmus.
Lo primero que llamó mi atención fue que muy poca gente en mi carrera había escogido Bélgica como destino en años anteriores. Eso me hizo pensar que tal vez ciudades como Gante, Amberes o Brujas fueran uno de esos rinconcitos escondidos que poca gente conoce.
Comencé a buscar información sobre estas ciudades y en seguida sentí el flechazo. Supongo que muchos de vosotros sabéis de lo que hablo, pues en cuanto ves los primeros monumentos o escuchas las primeras historias te invaden unas ganas locas de visitar esos lugares. A continuación, llegaron las preguntas típicas de amigos y familiares:
¿Te vas a Gante?
¿Qué se habla allí?
¿Y eso de Flandes qué es?
Pues bien, si estáis barajando la posibilidad de viajar a Bélgica, esto es lo que necesitáis saber:
Bélgica se sitúa en el noroeste europeo, rodeada en sus límites por Francia, Luxemburgo, Países Bajos y Alemania. Se trata de un estado federal que se divide en tres regiones: Flandes en el norte, donde se habla mayoritariamente neerlandés, Valonia en el sur, donde hablan francés, aunque también hay una pequeña comunidad germanófona, y Bruselas-capital en el centro, región oficialmente bilingüe, en la que se habla francés y neerlandés.
No podría resultar más atractivo para un estudiante: un destino con tres lenguas oficiales, una gran diversidad cultural, y por qué no decirlo… una compleja historia política que en muchos aspectos puede recordarnos a España.
Otra de las cosas que más llamó mi atención fue la revolución belga que se produjo en 1830, cuando los habitantes de las provincias del sur del Reino de los Países Bajos se rebelaron contra la hegemonía de las provincias del norte, reclamando su libertad e independencia.
Concretamente la ciudad de Gante cuenta con una reputación de ciudad rebelde e insumisa. En 1537, la ciudad se negó a ayudar económicamente al emperador Carlos V en su lucha contra Francia. La rebelión contra el tiránico emperador fue aplacada de manera cruel, y los habitantes de Gante fueron humillados durante días, episodios que hoy en día se recuerdan con orgullo.
Estos pequeños retazos de historia fueron más que suficiente para llamar mi atención. Durante mi estancia en Gante, trataré de descubrir y transmitiros mucho más sobre esta apasionante historia, y los modos de pensamiento, culturas y costumbres que se han generado a raíz de ellos.
La ciudad de Gante, llamada también la bella iluminada, nos promete toneladas de arte, una gastronomía muy tentadora y una animada vida universitaria acorde con la tradición cervecera belga. Todo ello, con las ventajas de una pequeña gran ciudad: histórica, moderna y cultural.
Me muero de ganas por visitar la catedral de San Bavón, el mercado de las flores, o los bohemios bares de jazz. Todo ello, a un cortito viaje en tren de otras maravillosas ciudades como Brujas, Amberes, Malinas, Bruselas o Lovaina.
¿Me acompañáis?
Hasta entonces, podéis obtener muchísima información práctica sobre esta región en http://www.flandes.net/.