No. No es un mito. Las patatas fritas son mejores en Bélgica. Pero… ¿por qué? Aquí van 4 razones de peso:
1) La vasta experiencia que poseen los belgas
Belgas y franceses se baten en lo que al origen de la patata frita se refiere. A estas alturas, es bastante complicado saber quién tuvo en sus manos la primera patata frita de la humanidad y, a decir verdad, ¿qué mas da? Lo realmente importante e innegable es la larga trayectoria “patatera” de ambos países, que los convierte en verdaderos maestros.
2) Las patatas locales
La verdadera patata frita belga se prepara usando una variedad de patata de alta calidad llamada “Bintjes”. Como curiosidad, estas patatas obtuvieron el título de Patata del Año en 2012.
3) El específico producto con el que se fríe
Todos aquellos que se adhieren a la receta antigua, utilizan aceite de ternera para freír las patatas. En cambio, los que modernizan, utilizan un producto menos calórico como es el aceite vegetal.
4) El proceso llevado a cabo
A pesar de que los otros 3 factores son importantes, este cuarto es la clave del éxito. El proceso belga marca la diferencia. Así pues, es hora de revelar el secreto. He aquí los pasos a seguir:
- Pelar y lavar las patatas con agua.
- Cortar en pequeños trozos de 1cm de espesor.
- Enjuagar de nuevo las patatas con agua.
- Secar las patatas extensivamente.
- Freír en el aceite, a 160°C.
- Cuando las primeras patatas floten en la superficie, esperar 1 minuto.
- Transcurrido el minuto, sacar las patatas de la freidora.
- Dejar las patatas reposar de 5 a 10 minutos.
- Freír las patatas por segunda vez, ahora a 180°C hasta que se observe el color dorado de la patata (varios minutos como mucho).
- Eliminar el exceso de aceite. Por esta razón, son comúnmente ofrecidas en conos de papel o cartón que absorben los excesos.
Sé lo que estáis pensando. Ahora que ya sabéis cómo cocinar las mejores patatas fritas, estáis deseando llevar a cabo la receta vosotros mismos. Bueno…
No seré yo quien os prive de tal experiencia culinaria propia. Tampoco seré quien la gafe, pero… ¡Ey! Que si sale rana, siempre nos quedará Gante y sus mejores freidurías.
Sin estudio que lo confirme, pero con mucha lógica de por medio. A la fuerza, el que conoce la patata frita belga ha de ser más feliz que el que no. Digo yo.
OS ESPERO EN EL PRÓXIMO POST: ¡A entrenar!
Os invito a este extraño lugar. Aunque las visitas no son frecuentes, haremos de esta ocasión la excepción que confirma la regla. Bienvenidos a mi cabeza.
Seguidme, os llevaré a un sitio muy especial. Normalmente, tras esta puerta pintada de colores, uno puede toparse con espaguetis flotantes, junglas de pingüinos o ciudades invisibles… A decir verdad, la mayoría de las veces, ni siquiera yo mismo estoy seguro de lo que me espera al girar el pomo. De todas formas, hoy podéis estar tranquilos. Hoy sí sé lo que hay al otro lado:
Al otro lado está Gante. Y sus calles adoquinadas, clones en bici, música abstracta, dinosaurios, idiomas alienígenas, hechizos y, dentro de esta normalidad, infinidad de locuras.
Lo más seguro es que si os dejase sueltos por este lugar, acabaríais majaras. Como no queremos eso, os lo voy a enseñar poco a poco, durante cinco meses.