Es tiempo para el monumentalismo en el blog. Por fin, parecía que no llegaba nunca. Bruselas también tiene de eso.
Cuando vine a Bruselas, como la mayor parte de gente supongo, había oído hablar de buena parte de sus monumentos, de los pedacitos más representativos de esta ciudad. Pero nunca nadie me había recomendado pasarme por Porte de Hal. Ahora voy yo.
Cuándo vi esta especie de Castillo, la Puerta de Hal por primera vez recuerdo que me impresionó mucho, es más recuerdo que era de noche e iba hacia una discoteca y de repente apareció de la nada. Ahí estaba él y ahí estaba yo, contemplándolo en todo el esplendor de la noche. Fue un encuentro formidable.
Pero entonces pensé “Javier, no vayas tan rápido, la noche te confunde”
Así que tuve que volver. Volví de día, un día precioso con un enorme cielo gris. Y volvió a aparecer cuando ya menos lo esperaba.
No iba tan desencaminado aquella noche. La Puerta de Hal es uno de los restos del medievo en Bruselas; está situado en el anillo que circunvala la zona más céntrica de Bruselas y eso es, en mi opinión, dónde tiene su mayor encanto; en absoluto esperas encontrar un castillo de esta envergadura puesto entre dos grandes carreteras como si nada.
Por cierto, hoy en día se utiliza como museo de armas y de cerámica. Podéis encontrar información sobre el museo aquí.
Es cierto que no es en sí uno de las construcciones más impresionantes que he visto, pero si se cuenta con tiempo en Bruselas, merece la pena ir a verlo y dar una vuelta por sus alrededores, el barrio de Saint Gilles.