Muchos las califican de eternas rivales, de hermanas gemelas y de ciudades amigas. Sin duda no hay turista o viajero que no intente compararlas. Mi año Erasmus casi se podría resumir entre los Erasmus a favor de Brujas y los Erasmus a favor de Gante. Y es que salvando las distancias y el tamaño de las ciudades ambas tienen algunos elementos parecidos. Por ejemplo, sus torres campanario.
Imaginaos lo que tiene que ser vivir en el siglo XII y no tener noción del tiempo, sin embargo era otra forma de medir los tiempos. En la edad media el sol y las lunas guiaban la vida de las personas muy próximas a los ritmos de la naturaleza. Sin embargo era la Iglesia la que marcaba los ritmos vitales. Desde que nacías hasta que morías la Iglesia estaba presente en todos los actos diarios y por supuesto marcaba los ritmos horarios de la población. Por ello es muy importante que seamos consciente de que los campanarios públicos eran también un contrapoder para la Iglesia. La construcción de estos edificios suponía que la ciudad y los ciudadanos eran quienes organizaban su propio tiempo ajeno al religioso.
El campanario de Brujas es mucho más antiguo, con un origen puramente medieval con el fin de salvaguardar el tesoro de la ciudad y de impartir Justicia. Actualmente vemos una estructura octogonal de estilo gótico, sin embargo si no hubiera sufrido múltiples incendios hubiéramos podido ver una torre mucho más rudimentaria. Y os preguntaréis ¿Para que servía? Pues ya en el siglo XVI las campanas tenían un uso civil e incluso llegaron a garantizar derechos sociales y laborales. Por ejemplo el carillón sonaba para anunciar el cierre de las puertas de la ciudad, la obligación de ir con antorcha por la calle, o el fin de la jornada laboral (no estaba permitido trabajar con poca luz).
En el caso del Belfort (campanario) de Gante, encontramos usos parecidos. Sin embargo, Gante al ser una ciudad más estratégica y guerrera tenía como vigía principal de la ciudad al campanario. Era fundamental que las campanas anunciasen la llegada del enemigo. Los habitantes de Gante tenían el oído desarrollado para distinguir a la perfección cuando se trataba de campanas de guerra. Tanto era así, que cuando Carlos V aplastó una revuelta en Gante como castigo fundió la campana principal que servía de vigía.
Además en ambos campanarios se han desarrollado diversas actividades fruto del auge comercial de las ciudades. En el Belfort de Gante encontramos la que fue la antigua Lonja del Paño, donde los mercaderes adquirían las telas para la manufactura.
Por lo tanto, si tuviera que elegir uno, creo que me quedaría con el de Gante, coronado con su dragón dorado. Además las vistas desde la torre campanario de Gante, te permiten contemplar y admirar la torre de la Catedral y la de San Nicolás.